La configuración de una tercera y muy dolorosa ola de contagios y fallecimientos por la pandemia estuvo acompañada, primero, por cierres escalonados de la actividad en las grandes ciudades, como Bogotá, Medellín y Barranquilla, y luego, por aperturas graduales hasta las más generales actuales, que dependen de la ocupación de las UCI. Al tiempo que el ambiente se complicó por la propuesta de reforma fiscal que debió ser retirada del Congreso. Luego, a finales de abril, la configuración de movimientos de protesta social, sustentada en la petición de muchos por mejores condiciones sociales estructurales y apoyo ante los efectos negativos de la pandemia, estuvo acompañada de bloqueos graves que afectaron la cadena logística del país, con efectos muy negativos sobre el abastecimiento de todo tipo de productos. La desesperanza de estos dos meses se puede leer con los lentes de dos datos muy negativos recién publicados: la pérdida de cerca de 700.000 empleos en abril y el aumento sin precedentes recientes en la inflación de alimentos en mayo.
Sin embargo, este mismo lente nos debe impulsar a la esperanza y a discutir rápidamente el plan de apoyo social del Gobierno para que no queden desamparadas las familias más vulnerables y se les den adicionalmente soluciones más estructurales basadas en el empleo y la educación, por ejemplo, como lo ha propuesto el Gobierno. Es tiempo de construir para revertir rápidamente los efectos en el abastecimiento de los bloqueos. La elevada inflación de alimentos que generan los bloqueos, por ejemplo, afecta más que nada a los más vulnerables. Es necesario separar la protesta de los bloqueos para retornar al proceso de recuperación que la economía ya tenía en camino.
El Gobierno junto con los empresarios, comerciantes, inversores, clase política, jóvenes y beneficiarios de las ayudas públicas están en un proceso de búsqueda de consensos que todos debemos apoyar. La esperanza en construir sobre nuestras bases económicas y capacidad de crecimiento debe movernos a alcanzar el consenso, proponer una reforma fiscal (social y tributaria) y dejar de lado la incertidumbre para que la toma de decisiones de inversión y contratación de laboral se acelere en los próximos meses.
BBVA Research.
