Hay momentos en la historia que funcionan como espejos. Nos muestran con crudeza lo que somos capaces de hacer —y de deshacer— cuando dejamos que el miedo y la rabia gobiernen la política. La República de Weimar funciona hoy como un espejo para nosotros. Se trató de una democracia nacida en 1919 con las mejores intenciones y con avances que hoy damos por sentados: sufragio para mujeres y hombres, libertades civiles, una constitución moderna. Y, sin embargo, apenas catorce años después, se desmoronó desde adentro, entregándose voluntariamente a la oscuridad.
El Tratado de Versalles humilló a Alemania y sembró resentimientos...
Conoce más
