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Atalaya

La conversión de la Rus de Kiev

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Julián López de Mesa Samudio
03 de marzo de 2022 - 05:00 a. m.
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En el año 978, el hasta entonces Príncipe Vladimiro de Novgorod (actual territorio ruso), derrotaría a su hermano Yaropolk de Kiev (en la actual Ucrania), unificando bajo su mandato las tierras que se extienden desde el Mar Blanco en el norte siberiano, hasta el Mar Negro en el sur, y desde las fuentes del Vístula en Polonia, hasta la Península de Tamán en el extremo más oriental del Mar de Azov. En el 980 adoptaría el título de Gran Príncipe de Kiev y gobernaría hasta 1015 a la federación de tribus eslavas orientales, finesas y bálticas, conocida como la Rus de Kiev.

Según la Crónica de Nestor (antigua épica eslava que narra la historia de Rus de Kiev desde el 850 al 1110), en 987 Vladimiro tomó la decisión de adoptar, tanto para él mismo como para sus súbditos, alguna de las grandes religiones de su época – judaísmo, islam, catolicismo y cristianismo ortodoxo –. Hasta entonces, la Rus de Kiev y los soberanos de la Dinastía Rúrika habían mantenido sus centenarias creencias paganas, pero Vladimiro, - más tarde conocido como Vladimiro el Grande o San Vladimiro –, tomaría una decisión que marcaría la historia de las futuras Rusia y Ucrania, ambas descendientes de Rus de Kiev.

Aquel año, Vladimiro envió a embajadores a los lugares santos de estas religiones, a entrevistarse con sus jerarcas y a estudiar el dogma y los rituales propios de cada una. Cuenta la leyenda que tras muchos meses fueron retornando los embajadores a Kiev y contándole al Príncipe sus experiencias. La última en retornar fue la delegación enviada a Bizancio y tanto tardó que Vladimiro estuvo muy cerca de decantarse por el islam, pero al enterarse de que el alcohol era proscrito para los musulmanes, famosamente declaró: “Beber es la alegría de todo Rus. No podemos vivir sin ese placer”. Y así la conversión se echó a perder.

Cuando finalmente volvieron los embajadores enviados a Bizancio le contaron a su soberano acerca de las maravillas y el fasto que habían visto en la ciudad que las crónicas medievales llamaban la ciudad del deseo del mundo. Pero todos los prodigios de aquella ciudad legendaria palidecían ante la catedral de Hagia Sophia y el servicio religioso al cual habían tenido el privilegio de asistir en los últimos días de su embajada. “No sabemos si estuvimos en la tierra o en el cielo… nunca habíamos visto belleza tal y no sabemos cómo describirla… sólo sabemos que Dios vive allí, entre sus gentes, y sus ritos son mejores que los de otras naciones”. Aunque las versiones varían, lo cierto es que, al año siguiente, Vladimiro se casó con Ana Porphyrogeneta, la hermana del Emperador de Bizancio, Basilio II, sellando desde entonces y hasta nuestros días la relación del cristianismo ortodoxo con gran parte de la población de las naciones que remiten sus orígenes a Rus de Kiev.

Una de las sorpresas de la guerra en Ucrania ha sido ver la incomodidad con la que algunos soldados rusos desempeñan su misión. El titubeo de los soldados invasores se puede explicar en parte en el hecho de que la gran mayoría de los rusos no reconoce a los ucranianos como enemigos. Todo lo contrario. Aunque Ucrania y Rusia son dos naciones diferentes, sus historias, sus orígenes y sus símbolos muchas veces se han entrecruzado a lo largo de los siglos, tornándolas en naciones diferentes, pero hermanadas en algunas vivencias comunes. En su discurso previo a la invasión, Vladimir Putin trató de llevar al extremo estos cruces reinterpretando la historia a su acomodo, llegando al extremo de negar la existencia histórica de Ucrania. Empero, parece ser que su retórica revisionista ha sido incluso contraproducente para sus fines de popularizar la invasión y de levantar la moral del ejército. Los hermanos pueden pelear, pero siempre se reconocerán como hermanos.

@Los_Atalayas

Atalaya.espectador@gmail.com

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Alberto(3788)04 de marzo de 2022 - 01:09 a. m.
Gracias, Julián López de Mesa.
Omar(pnksm)04 de marzo de 2022 - 12:50 a. m.
El nefasto intervencionismo norteamericano y su afán de creerse dueños del mundo provocaron esta tragedia. Tirada la piedra, escondida la mano. Además de endeudar al gobierno títere-literalmente Zelennsky es un payaso- con armas viejas, donde están EEUU, la UE y la OTAN? Se inventaron una guerra para usarla como cortina de humo. Usan a Ucrania como usaron a Kosovo, Siria, Irán, Afganistán...
hernando(26249)03 de marzo de 2022 - 11:10 p. m.
Revisa tus fechas. Solo en 1054 se separò la iglesia ortodoxa d la catolica: en la época d tu relato aun eran una sola
  • Julián(02805)04 de marzo de 2022 - 12:59 a. m.
    Las fechas están bien. La oficialización de la separación se hizo en 1054, pero la relación estaba rota desde el siglo VI y la controversia Filioque
Rodrigo(17605)03 de marzo de 2022 - 03:27 p. m.
La violencia en Colombia también es y ha sido una guerra entre hermanos. Para Uribe fue la razón de su política, promover la guerra. Para Duque es la destrucción de la paz.
  • Eduardo(7668)03 de marzo de 2022 - 06:01 p. m.
    Los colombianos no se comportan como buenos hermanos. La violencia cotidiana va más allá de Uribe y sus matones. Los colombianos viven su cotidianidad haciéndose zancadillas, trampa, robándose y matándose.
jorge(266)03 de marzo de 2022 - 01:32 p. m.
Y quien o quienes siempre han puesto a pelear a los hermanos?
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