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¿Qué es el pueblo? ¿Quiénes son parte del mismo y quiénes no? ¿Por qué razones? De estas simples preguntas, con igualmente simples respuestas, se puede saber qué tan autocrático es un gobierno y qué tan democrático u oclocrático es su sistema político.
Como profesor vivo de mi magro salario (mis estudiantes se sorprenden de lo poco que ganamos la gran mayoría de profesores en las universidades privadas de Colombia). No tengo rentas ni poseo un patrimonio propio más que un Renault Logan modelo 2008 que pude comprar, de segunda mano, con mis ahorros. No tengo historial crediticio por lo que vivo con lo que tengo, que no es mucho. No me quejo, al contrario, he elegido hace ya muchos años vivir así, con poco. Empero, mi elección de vida es lo de menos. Lo de más son mis condiciones materiales objetivas. ¿Me hacen éstas ser parte de “el pueblo” del que habla el actual gobierno?
Mi condición me hace ser parte del proletariado, la clase social de trabajadores asalariados que no poseen los medios de producción y deben vender su fuerza de trabajo para subsistir. Marx y Engels lo definen en el Manifiesto comunista: “el proletariado moderno no vive sino en la medida en que encuentra trabajo, y no encuentra trabajo sino en la medida en que su trabajo acrecienta el capital. Estos trabajadores, que han de venderse por su propio sustento, son una mercancía como cualquier otro artículo del comercio”.
Como parte del proletariado y del pueblo trabajador, me interesa tener unas condiciones laborales dignas y definitivamente mejores que las que tenemos actualmente en Colombia. Sin embargo, no creo que esta necesidad vital de mejora deba hacerse a cualquier costo. Soy ya viejo y no se me han olvidado la infinidad de “causas justas” que se tornaron en horror por tratar de llegar a éstas a cualquier precio. Es más, aquello de que “el fin justifica los medios” ha sido una de las funestas constantes en la historia colombiana y mucho hemos tenido que sufrir con las consecuencias de esta aterradora ideología. Empero, parece ser que este gobierno quiere respetar a rajatabla esta terrible herencia optando por transformar la democracia en una oclocracia, so pretexto de darle al constituyente primario, al pueblo (que como proletario que soy, me incluye), la posibilidad de dirigir directamente y sin intermediarios su destino.
Empero, ¿qué pasa con aquellos de nosotros, proletarios y pueblo trabajador, que no estamos de acuerdo, por ejemplo, con que el impulso de una consulta popular provenga directamente desde el gobierno (oclocracia) y no del pueblo mismo, de manera espontánea y orgánica (democracia participativa)? ¿Dejamos de ser pueblo? ¿Por qué?
¿Qué es “el pueblo” en el contexto político actual en Colombia? Por los discursos del oficialismo y sus defensores parece ser que pueblo y proletariado están aparejados sólo si hay una completa comunión, tanto en el fondo como en las formas, con la postura oficial de quien ejerce la autoridad, del dirigente. A ese pueblo sólo pertenecen aquellas personas que aceptan sin rechistar cualquier directriz que provenga del líder, aquellas que dan su beneplácito a todo lo que diga el poderoso, aunque el mismo gobernante, como en el caso colombiano, a lo largo de buena parte de su vida –por lo menos en los últimos 35 años– haya sido parte de la burguesía y no del pueblo trabajador.
El pueblo será lo que defina el gobernante y éste justificará cualquier cosa -cualquiera- en “el pueblo”. Las tiranías casi nunca comienzan de un momento para otro: siguen un guion para suprimir la deliberación y así, sutilmente, confundir la voluntad general con la voluntad del gobernante como condición necesaria de su legitimación.
