Al revisar las semanas de moda del mundo se evidencia que los diseñadores han decidido jugársela por los años 80 para el próximo otoño-invierno. Pero, ¿por qué regresar a las hombreras?, ¿a la silueta de triángulo invertido con cintura marcada?, ¿a los colores neón o al copete ALF?, ¿a un empoderamiento que se pensaría hoy innecesario dada la preponderancia económica y social alcanzada por ellas?
Contrasta esta imagen retro y absolutamente frívola de muchas de las pasarelas con la fotografía oficial de la primera dama de los Estados Unidos. En ella, Michelle Obama luce un vestido azul de lana, de manga sisa y con un collar de perlas de dos vueltas y peinado tipo Jackie O, el traje diseñado por Michael Kors marca la cintura y la pose insinúa su silueta, el contraste entre clasicismo y modernidad es evidente; pero quizás lo más interesante es que la imagen muestra que ella dedica parte de su rutina al ejercicio y que su salud y apariencia son envidiables, así lo evidencian sus brazos bien tonificados.
Al contrario de lo sucedido en los 80, ella no necesita de hombreras o artificios para lucir atlética, la suya es una belleza trabajada con disciplina y su estructura ósea de talla grande anticipa lo que seguramente será una nueva estética corporal: mujeres más esculturales y líneas más delineadas y arquitectónicas en trajes.
Obama se declara sensible a la moda y su selección de diseñadores como Narciso Rodríguez, Isabel Toledo o María Cornejo así lo demuestra. Si ella que es la imagen del poder no requiere de “prótesis” que la transformen, ¿por qué otros insisten en ellas? La novedad y la necesidad de atraer y tiranizar podrían ser la respuesta más obvia, pero me niego a pensarlo… creo más bien que el escapismo y la evasión motivan a los diseñadores a buscar refugio en una época dorada en la que todo era consumo, apariencia y exceso. Esa es la fórmula que algunos tratan de probar frente a la crisis, quizás se sienten atraídos por un momento histórico que no vivieron o conocieron muy jóvenes o quizás simplemente están buscando imitar a los adolescentes que desde hace un par de años deambulan por la calle vestidos con modelos “glam”. Sea lo que sea, parece que llegaron tarde, la fiesta terminó y las mujeres de verdad no requieren de armaduras para mostrarse fuertes.
jposadaqideologica.com.co
Al revisar las semanas de moda del mundo se evidencia que los diseñadores han decidido jugársela por los años 80 para el próximo otoño-invierno. Pero, ¿por qué regresar a las hombreras?, ¿a la silueta de triángulo invertido con cintura marcada?, ¿a los colores neón o al copete ALF?, ¿a un empoderamiento que se pensaría hoy innecesario dada la preponderancia económica y social alcanzada por ellas?
Contrasta esta imagen retro y absolutamente frívola de muchas de las pasarelas con la fotografía oficial de la primera dama de los Estados Unidos. En ella, Michelle Obama luce un vestido azul de lana, de manga sisa y con un collar de perlas de dos vueltas y peinado tipo Jackie O, el traje diseñado por Michael Kors marca la cintura y la pose insinúa su silueta, el contraste entre clasicismo y modernidad es evidente; pero quizás lo más interesante es que la imagen muestra que ella dedica parte de su rutina al ejercicio y que su salud y apariencia son envidiables, así lo evidencian sus brazos bien tonificados.
Al contrario de lo sucedido en los 80, ella no necesita de hombreras o artificios para lucir atlética, la suya es una belleza trabajada con disciplina y su estructura ósea de talla grande anticipa lo que seguramente será una nueva estética corporal: mujeres más esculturales y líneas más delineadas y arquitectónicas en trajes.
Obama se declara sensible a la moda y su selección de diseñadores como Narciso Rodríguez, Isabel Toledo o María Cornejo así lo demuestra. Si ella que es la imagen del poder no requiere de “prótesis” que la transformen, ¿por qué otros insisten en ellas? La novedad y la necesidad de atraer y tiranizar podrían ser la respuesta más obvia, pero me niego a pensarlo… creo más bien que el escapismo y la evasión motivan a los diseñadores a buscar refugio en una época dorada en la que todo era consumo, apariencia y exceso. Esa es la fórmula que algunos tratan de probar frente a la crisis, quizás se sienten atraídos por un momento histórico que no vivieron o conocieron muy jóvenes o quizás simplemente están buscando imitar a los adolescentes que desde hace un par de años deambulan por la calle vestidos con modelos “glam”. Sea lo que sea, parece que llegaron tarde, la fiesta terminó y las mujeres de verdad no requieren de armaduras para mostrarse fuertes.
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