Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La crisis para la cual según algunos estábamos blindados, golpea por muchos lados. Si se camina por el comercio de las ciudades colombianas, los avisos de “Arrienda”, que hace apenas unos meses eran una novedad, parecen empezar a convertirse poco a poco en parte del paisaje; mi especialidad no es la propiedad raíz, pero no hay que ser vidente para percibir la desaceleración en el sector comercial; si a ello sumamos la crisis mundial y el tema pirámides, el escenario es complejo y ni el más experto de los economistas se atreve a vaticinar su desenlace.
Según algunas personas de la Asociación de Centros Comerciales de la ciudad de Medellín, si se suman los locales que hoy están vacíos entre sus centros afiliados, se descubre con tristeza que con ellos se podría abrir un centro comercial de tamaño medio. Imagino que algo similar sucede en ciudades como Bogotá, Cali o Barranquilla… se asoma la crisis, pero más que asomarse hay ahí una oportunidad para que los propietarios, los especuladores, los empresarios o los promotores no dejen esos espacios vacíos y los ocupen bajo esquemas diversos, para que si se desea y emulando estrategias foráneas, se diseñen para ellos acciones o propuestas comerciales o culturales temporales que reivindiquen y visibilicen una gran cantidad de talentos nuevos que lo único que esperan es “la” oportunidad.
Si algo hay que estimular durante la crisis, son los procesos creativos en toda la cadena de valor… Qué agradable sería recorrer tantos centros comerciales colombianos que hoy lucen idénticos porque están poblados por las mismas marcas y propuestas comerciales, y empezar a descubrir en ellos elementos de novedad que los transformen, alternativas nuevas de consumo u ofertas diferentes; para lograrlo hay que pensarse como un colectivo, unirse bajo intereses comunes, trabajar en conjunto, incluir a otros y generar espacios sin discriminación pero con criterio, pues no se trata de llenar por llenar… si todos ponen, he aquí una oportunidad.
Oportunidad que en el mediano plazo puede generar inmensos beneficios, pues atraerá otro tipo de consumidor al espacio comercial, aumentará la oferta y con ello la variedad y novedad de productos, podrá incluso ayudar a construir asociatividad y empresarismo al conformar colectivos que trabajen por un bien común, generará también cadenas productivas y puede formalizar a pequeños empresarios y diseñadores, todo ello mientras se estimulan la creatividad y el diseño al hacerlos visibles.
Como siempre, hay que poner deseos y construir equipo… y es aquí donde más que la crisis aparece el individualista colombiano al que hay que empezar a negarle la oportunidad.
