Gracias a internet y a los medios de comunicación, hoy no es necesario ser invitado a los desfiles o las ferias para tener una idea aproximada de ellas.
La semana pasada se realizó en el país un evento de belleza, la salud y la moda, del cual hablan muy bien algunos periodistas y diseñadores asistentes. Con todo respeto y a riesgo de resultar aguafiestas, quiero hacer algunas observaciones acerca de lo que pude presenciar en los medios, leer o escuchar por asistentes al mismo.
Antes que nada hay que recordar que un desfile es un evento de carácter comercial y que sirve como vehículo de mercadeo y promoción, a él se invita prensa especializada, compradores y clientes del diseñador… Nunca se venden boletas para ingresar, eso sucedió en París en los años 50 y al parecer es la manera de financiarse que hoy encuentran algunos organizadores y eventos sin una clara estrategia comercial. Nunca se aplauden las modelos, aunque entre ellas se encuentre la nuera del jefe (léase Sabas Pretelt aplaudiendo a la esposa del hijo del Presidente)… es que aquí son más importantes las “niñas” que los trajes y los mediáticos que las ventas y la promoción.
Pero como algunos deben estar imaginando que lo mío es un invento, la periodista Juliana Correa del diario El Colombiano se refirió al tema en su columna del día jueves 16 de octubre: “Las pasarelas de Cali son atípicas: en primera fila hay todo tipo de personajes, incluso niños en las piernas de mamá. Y los asistentes acostumbran aplaudir a las modelos reconocidas”. Pero la historia no para ahí... y son los compañeros de los periodistas asistentes los que denuncian a sus propios colegas; el día viernes, en una nota del mismo periódico se afirma lo siguiente: “…casi todos los periodistas fueron invitados a Cali por cuenta de los patrocinadores de la feria, que de paso inundaron con regalos las habitaciones de los comunicadores, para quienes ahora el parámetro de comparación no son los desfiles, ni las tendencias, ni los diseñadores invitados, sino la cantidad de regalos que la organización de cada feria entrega”.
Para resolver las dudas éticas que acosan a los que escriben de moda, más vale quedarse en casa y recurrir a la tecnología.