Algo anda mal en el ambiente rural del país. Los campesinos colombianos se declaran nuevamente en paro mientras que el informe de Global Harvest Initiative y el BID afirma que América Latina tendrá la responsabilidad de alimentar al mundo.
¿Cual podrá ser el papel de Colombia en ese futuro planetario cuando hoy tenemos que importar casi la mitad de los alimentos que consumimos?
Los campesinos en paro afirman que no pueden competir con los productos importados debido al alto precio del crédito, de los fertilizantes y de los plaguicidas. Los especialistas que se han dedicado a estudiar el campo colombiano amplían ese diagnóstico: unos radican el problema en la falta de una tecnología apropiada, otros insisten en que los problemas de productividad sólo pueden resolverse con empresas dotadas de capital suficiente. Se habla también de los problemas regionales originados en la corrupción, la guerra y el narcotráfico, y algunos apuntan a la debilidad de la infraestructura y al proceso de reconstitución de los latifundios.
Desde el ambientalismo podemos apuntar a otros factores reductores de productividad, como el cambio climático, el deterioro secular de los suelos, el mal manejo de las aguas, el desequilibrio de los ecosistemas y el desplazamiento de los saberes campesinos.
Desde el pensamiento complejo podemos añadir que es posible que todas las causas y factores arriba nombrados se estén presentando y conformando sinergias de muy difícil manejo con soluciones simplistas.
* Julio Carrizosa Umaña