Indígenas, ideas y violencias

Julio Carrizosa Umaña
03 de noviembre de 2017 - 03:00 a. m.

En este país, ejemplo de mestizaje, doscientos cincuenta años después de la victoria total de nuestros antepasados europeos, cuando, después de otros 250 años de batallas, sometieron a los últimos rebeldes chimilas, todavía se ejerce violencia contra los vencidos, los pocos descendientes de nuestros antepasados indígenas.

Varias pruebas de estas violencias surgieron en días pasados; más de 10 líderes indígenas murieron violentamente en octubre. En la más absurda de estas tragedias fue asesinado el gobernador embera dobida a manos de un mando regional del Eln que pensó, según la declaración de sus representantes en las conversaciones de Quito, que el gobernador, mucho más pobre que ellos mismos, sin más armas que un bastón, y él sí verdadero representante de los primeros pueblos chocoanos, era un espía del Ejército.

Ese asesinato, muestra de la estupidez criminal a que puede conducir la aplicación de las ideas marxistas fuera de sus contextos históricos y geográficos, debería llevar a serias reflexiones de los mandos superiores del Eln. ¿Este es el inicio del proceso de diálogo con el pueblo que ellos desean o es, simplemente, la continuación de las normas disciplinarias extremas que generaron la muerte de tantos buenos izquierdistas que creyeron en la seriedad de sus fundadores? ¿Con qué autoridad se van a presentar ahora como organizadores de la participación de las comunidades en la construcción de la paz? ¿Creen que los pueblos indígenas van algún día a reconocerles su pretendida representatividad del pueblo colombiano?

Desafortunadamente para el país y para el mismo Eln, desde un principio algunos de sus fundadores se adjudicaron la potestad de ordenar el asesinato de quienes no estaban de acuerdo con sus ideas. No ha sido el diálogo que ahora pretenden iniciar la característica principal de esa organización, sino la orden ejecutiva ante la cual es un delito desobedecer. Eso fue lo que sucedió con el gobernador embera, a quien le ordenaron irse para que lo “interrogaran”. ¿Es interrogar al pueblo la táctica principal de los procesos de participación que están poniendo como primera exigencia para entregar las armas?

Con esta acción, lo que el Eln está demostrando es que a lo largo de su pequeña historia no han sido más que un remedo de lo que hicieron los europeos que nos invadieron para imponer un solo soberano y un solo evangelio: tratar de imponer las ideas propias sobre la realidad; exactamente lo contrario de lo que aconseja hoy el papa Francisco.

*Miembro de Paz Querida.

 

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