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La paz, los saberes y el buen vivir I

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Julio Carrizosa Umaña
10 de agosto de 2015 - 03:05 a. m.
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Firmada la paz, un dialogo de saberes puede conducir al buen vivir en el campo y en la ciudad.

En un territorio tan complejo como el colombiano solo la acción conjunta de saberes científicos, personales, colectivos y étnicos puede evitar que recurramos nuevamente a la violencia.

El saber científico tiene un papel importante en este diálogo, no puede actuar sin la participación de otras formas de saber, pero tiene la responsabilidad de iniciarlo y para que esto sea posible habría que superar obstáculos que en la actualidad evitan el dialogo entre científicos físicos, naturales, humanos y sociales. Uno de estos obstáculos está conformado por las posiciones actuales de la economía y las ciencias políticas, especialmente por sus negativas a considerar variaciones a los modelos promovidos por sus corrientes principales.

Nuestro caso, el de un país en guerra desde 1947 que nunca ha logrado controlar la totalidad de su territorio ni acumular capital suficiente para disminuir la pobreza y la inequidad pero en donde la población crece rápidamente, es un buen ejemplo de la necesidad de estudiar nuevamente estos modelos. Sabemos que hay entre economistas y científicos políticos corrientes muy fuertes que han acumulado ejemplos que parecen probar que ni la geografía física ni la cultura influyen en la obtención de dinero y poder, pero la situación actual de estos procesos en los países más ricos del planeta es ejemplo de la fragilidad de sus argumentos. El libro titulado Por qué fracasan los países insiste en que la geografía y la cultura son despreciables, pero admite que la exclusión socioeconómica es factor decisivo, lo cual debería abrir espacios de colaboración con los filósofos, sociólogos, antropólogos, historiadores y psicólogos sociales que han estudiado el tema y con las comunidades urbanas, rurales y étnicas, esas que durante siglos han conocido en carnes vivas estos procesos.

Los conceptos de buen vivir y de ecología integral que están conduciendo a una nueva integración de saberes, esta vez liderados por el Vaticano y por pensadores latinoamericanos, abren también una discusión en la que hay que tener en cuenta la situación de la economía y la política en Europa, en EE.UU y en Asia, ejemplos del actuar sin límite de los modelos de las corrientes principales de las ciencias económicas y políticas. Habría que preguntarles a los habitantes de Grecia, de Puerto Rico y de Malasia si en sus países han logrado vivir bien, y sus saberes podrían contribuir a aclarar la situación.

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