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La Paz Querida y la paz posible

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Julio Carrizosa Umaña
12 de julio de 2016 - 01:00 a. m.
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Las Paces Queridas serán posibles si tenemos en cuenta las dificultades y oportunidades generadas por nuestros ecosistemas. Si olvidamos o despreciamos la diversidad y complejidad ecosistémica, las paces que nos imaginamos es probable que nunca lleguen o que sean muy cortas, debido a tres interrelaciones importantes entre lo ecológico, lo socioeconómico y lo político.

La primera, la dificultad de ejercer la autoridad en una geografía compleja; la segunda, los altos costos generados tanto por esa complejidad como por la gran diversidad de los ecosistemas colombianos, su extrema variabilidad, su deterioro y la consecuente incertidumbre en los procesos económicos; la tercera, las facilidades que esas mismas características de los ecosistemas ofrecen al crecimiento rápido de la población y, paradójicamente, a su supervivencia limitada.

Las situaciones de guerra, pobreza, narcotráfico y corrupción son coherentes con estas tres interrelaciones. A lo largo de la historia ha sido muy difícil establecer condiciones generales de orden y justicia en todo el territorio debido a la protección que encuentran los grupos violentos en las características del relieve, la vegetación exuberante y la disponibilidad de agua. Los altos costos y bajos rendimientos en los procesos económicos, debidos a las grandes distancias geográficas, a la baja eficiencia del transporte inter e intra ecosistemas, a la incertidumbre del clima, a la contaminación de las aguas y a la poca fertilidad y alto deterioro de los suelos, sólo favorecen procesos ilegales y limitan la posibilidad de generación y concentración de grandes capitales legales y, sobre todo, la distribución justa de los ingresos. Durante los últimos setenta años esas características estructurales y las consecuentes interrelaciones internas de procesos, adicionadas a la mejora global de las condiciones sanitarias y médicas, han favorecido grandes aumentos de la población de escasos recursos en situaciones de informalidad, vulnerabilidad, aislamiento y sobrevivencia limitada.

¿Cómo mantener en paz a 50 millones de colombianos? Un primer paso sería reconocer las interrelaciones anteriores entre lo ecológico, lo socioeconómico y lo político, reconocimiento que podría dar lugar a muy interesantes procesos de revaluación de las soluciones que se han planteado hasta el momento, entre ellas las relativas al narcotráfico y a la pobreza.

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