Publicidad

La sostenibilidad de la Nación

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Julio Carrizosa Umaña
30 de marzo de 2015 - 02:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Esta nación puede desaparecer, cortarse en tres o cuatro pedazos, si los colombianos no comprendemos lo que ha sucedido y lo que sucede. Eso no se logra sin conocer la geografía y la historia del país.

Colombia es hoy un milagro de integración de territorios y de gentes, un evento fortuito que ha agrupado políticamente un conjunto de más de 300 ecosistemas poblado por descendientes de pueblos asiáticos, conquistadores europeos y esclavos africanos mezclados en sangre y en cultura durante los últimos quinientos años.

Algunos especialistas en ciencias políticas afirman que las naciones se constituyen cuando encuentran una imagen común que agrupa sus gentes. Esa coincidencia en imaginarios en Colombia ha sido un proceso difícil, iniciado hace miles de años con el asentamiento de los primeros grupos indígenas en los ecosistemas que encontraron más favorables y diferenciado antes de la Conquista en más de cien grupos que no lograron conformar imperios como el inca o el maya, continuado violentamente con la invasión guiada por el deseo de obtener oro y agregar territorio a la corona y a la religión católica, enriquecido y concretado con el aporte africano y luego incidido por las imágenes más fuertes de las ideologías europeas: el utilitarismo, el marxismo leninismo, el fascismo y el neoliberalismo.

La situación actual plantea riesgos específicos que inciden en la posibilidad de consenso acerca de qué país deseamos: el deterioro de los ecosistemas, el cambio climático, la concentración de poder, población y dinero en una sola cuenca, la desconfianza en el sistema político, la rebelión de dos grupos armados y de decenas de organizaciones criminales, los traumas causados por más de sesenta años de guerra, la persistencia de la inequidad, el narcotráfico y la corrupción.

Sólo parece unirnos el surgimiento de una aspiración de paz, de un orgullo por la belleza de los ecosistemas, de un nacionalismo específico alimentado por esporádicos triunfos en los deportes, la recreación y las artes y un inusitado sentimiento de felicidad general que aparece en las encuestas internacionales. Parece evidente que existen muy pocos imaginarios compartidos por todos los colombianos, pero el más común, el de que vivimos en un país bello y feliz que triunfa en los deportes, las artes y la recreación, en donde todos deseamos la paz, justificaría un esfuerzo colectivo de reflexión para agarrarnos de lo único que nos une: el deseo de vivir felices y dignos en un lindo país y en paz.

Conoce más

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.