El Ministerio de Ambiente prohíbe los hoteles en los parques naturales; se le vienen encima propietarios y asesores y los medios les dan primera página.
El más agresivo es el gran experto internacional en ecoturismo. Colombia se va a quedar “rezagada”, explica a los estupefactos naturales. Para él los visitantes alojados en el bello hotel de Six Senses velarían por la “prosperidad económica de los pobladores aledaños”, protegerían la “herencia cultural, los conocimientos indígenas y los lugares sagrados”. Añade que, claro está, en su proyecto habría una zona para acampar y una intermedia antes de entrar a una zona de “más alto nivel para personas que quieran unas vacaciones más especiales”. Primera, segunda y tercera, como en el Titanic.
Tal vez nadie le ha explicado la historia del Tayrona: una propuesta semejante se estudió y, afortunadamente, fue negada hace 37 años, luego de una extraordinaria controversia nacional; en la década de los ochenta uno de los jefes paramilitares más exitosos trató de apoderarse del parque y su directora fue asesinada, luego... El parque ha resistido todo esto, se ha convertido en una especie de ícono del ambientalismo. El Tayrona, en medio de la guerra y la corrupción, ha sido escenario de inclusión social y de educación ambiental. Son muchos los colombianos que en sus playas han comprendido la necesidad de proteger solidariamente la naturaleza. Esas relaciones entre lo ecológico y lo social son las que se deben enriquecer en los parques naturales.
En un libro reciente, ¿Porqué fracasan las naciones?, profesores de economía en MIT y Harvard identifican a Colombia como ejemplo de los países que fracasan económicamente debido a sus instituciones excluyentes y extractivas. Son varios los analistas que hablan de la insostenibilidad social del país debido a su segregación amiguera, racista y clasista. Nos hacen falta escenarios abiertos y bellos como los parques nacionales, en donde ricos y pobres se conozcan y hablen.
Ojalá los samarios, inclusive quienes se consideran propietarios del Tayrona y sus empleados y asesores, reflexionen y consideren la importancia de sus posiciones en esta polémica. En este momento, cuando se abren posibilidades de paz, es urgente integrarnos socialmente y para el país sería importante verlos no como buscadores de rentas personales sino como protectores del parque más hermoso del país; el primer espacio en donde se probó que ricos y pobres pueden convivir sin necesidad de separarlos con tarifas y estructuras, por muy bellas que estas últimas sean.
**Julio Carrizosa Umaña