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“El Tiempo” no se detiene

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Julio César Londoño
30 de agosto de 2025 - 05:05 a. m.
“Un columnista puede sacar conclusiones lunáticas. Lo grave es cuando las saca el Analista Senior de 'El Tiempo'”: Julio César Londoño
“Un columnista puede sacar conclusiones lunáticas. Lo grave es cuando las saca el Analista Senior de 'El Tiempo'”: Julio César Londoño
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«Nos gobierna una facción que jamás había gobernado, y ejerce la oposición un establecimiento que jamás hizo una oposición real». Así resume la situación del país una ecuánime amiga, la médica Emilce Arévalo.

Como ya está claro que el Gobierno es un desastre, que arruinó el idílico país que tuvimos hasta el 7 de agosto 2022, me centraré en las actuaciones del establecimiento, concretamente en su símbolo más icónico, El Tiempo. Tomemos una columna del domingo pasado, no las virulentas columnas de María Isabel Rueda, Germán Vargas, Néstor Humberto Martínez ni Mauricio Vargas («El jueves negro de Petro») sino la del mesurado Thierry Ways. Su título es cauteloso: “¿Volvimos al pasado?”. Con un equilibrio inédito en ese diario, Ways reconoce que no estamos tan mal como en 1989 y 1990. «No volvimos al pasado, no del todo».

Ways compara esos años con el presente y recuerda que «Álvaro Uribe llegó al poder con unas Fuerzas Armadas fortalecidas por el gobierno de Andrés Pastrana y el Plan Colombia de Bill Clinton». Es oportuno recordarles a Ways y a los que viven agradecidos por la generosidad del imperio, que los 15 años del plan Colombia costaron US$ 10.000 millones y que el gobierno americano solo aportó un estítico 5 %, el resto lo puso Colombia (Luis Alberto Moreno, ¡Vamos!, Random House, págs. 87 y 88).

Ways sostiene que ahora las tropas están sin recursos y desmoralizadas. Olvida que la Corte Constitucional desmontó la única reforma tributaria progresiva de nuestros anales, la de José Antonio Ocampo; que el Senado negó por primera vez en la historia la Ley de Financiamiento que solicitó el Gobierno; que fue este Gobierno el que bajó de $ 75 billones a $ 9 billones la deuda del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles. También olvida que el sueldo de los soldados se triplicó; que las banderas del Ejército ya no están manchadas con la sangre de los falsos positivos, el episodio más infame de la historia del país, y que los policías ya no tienen que sacarles los ojos a los manifestantes.

A diferencia del pasado, afirma un nostálgico Ways, «hoy el país está fatalmente fragmentado». No, cariño, la polarización es un invento de Uribe, que llamó terrorista a todo el que no compartía su credo de la seguridad democrática, aprovechando que el vocablo era un estigma desde el atentado a las Torres Gemelas (2001). Primero se los endilgó a las FARC, luego a las ONG, a la ONU, a la oposición, al Vaticano y al Ayuntamiento de Oslo, que otorga el Nobel de Paz. La polarización del país fue la obra maestra de Uribe. Y allí seguimos, chapoteando en ese mar de odio, sangre y babas.

Pero está bien, un columnista puede ser visceral y sacar conclusiones lunáticas. Lo grave es cuando las saca el Analista Senior de un diario con los pergaminos de El Tiempo: el 20 de julio (pág. 1.21) Ricardo Ávila tuvo la ingrata tarea de registrar que el «consumo de los hogares» había crecido de manera extraordinaria. «Al cierre del primer trimestre de 2025 se habían vendido 490.238 motos, un aumento del 32 % con respecto al mismo periodo del 2024, un máximo histórico».

La venta de celulares, computadores, electrodomésticos, artículos de belleza, para la casa, aseo personal y ferretería tuvieron incrementos hasta del 30 %. Los almacenes aumentaron sus ventas en 11 %. Fedesarrollo reconoció que «La economía luce bien: un crecimiento del 2,6 % en lo corrido del año; la inflación cae en forma sostenida por debajo del 5 % y la tasa de desempleo sigue a la baja».

Ricardo Ávila leía estas cifras y se arrancaba los cabellos. No entendía cómo ni «las radicales posturas de Petro» ni «su retórica hostil hacia el sector privado» afectaban la economía: «Una razón probable –concluyó– es que la temporada electoral se acerca y aumenta la esperanza de cambio».

Traducción: como el próximo año habrá elecciones y el pueblo presiente que triunfarán candidatos no mamertos –digamos Vicky Dávila o Abelardo de la Espriella, una reencarnación elegante de Rodolfo Hernández– una onda positiva recorre el país y las familias se lanzan a las calles a comprar motos, celulares, computadores, lavadoras, televisores, jabones y alicates.

En los últimos tres años he leído artículos viles y chapuceros contra el Gobierno, pero el de Ricardo Ávila es insuperable. Mompotes y Luis Carlos Sarmiento estudiaban anoche la posibilidad de degradarlo a Analista Junior o ponerlo como jefe de redacción de clikckbaits.

Conoce más

 

Amadeo Rodríguez Castilla(14786)01 de septiembre de 2025 - 10:55 p. m.
Hemos regresado a las épocas en las que el flujo de dinero sucio derivado del tráfico de drogas, la explotación ilegal de oro, las remesas de colombianos en el exterior y el turismo sexual son los elementos que mantienen a flote la economía.
hernan zarate campo(x5snb)01 de septiembre de 2025 - 02:27 p. m.
Excelente columna, Maestro. Gracias por generar tan impecable nivel de conciencia. Es una realidad inescrutable, la oposición le sigue pavimentando la extensión del programa del cambio!!!!!!
Dorita Bilbao(37038)01 de septiembre de 2025 - 01:52 a. m.
Muy buena aclaración. Solo que los despistados (oposición) seguirán diciendo que estamos a un punto de ser como Venezuela.
CarlosC(n339z)01 de septiembre de 2025 - 12:08 a. m.
! Excelente!, Maestro. Cada sábado usted eleva el nivel de conciencia de la sociedad y le infunde valor para seguir luchando.
Andrés Felipe Jaramillo Salazar(91805)31 de agosto de 2025 - 10:47 p. m.
Muy bien, Julio César Londoño. Ante la desinformación está tipo de columnas son un acto patriótico, necesario, democrático. El cambio cultural es imparable.
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