Al principio hubo dos colores, blanco y negro, luz y sombra. Al principio fue el gesto, luego la línea y después el color.
Inventamos el gesto porque el vocabulario de nuestros abuelos homínidos era muy pobre. De allí nos viene el vicio de gesticular con las manos cuando hablamos. Si nos las amarran, nuestra elocuencia se derrumba.
Cuando el gesto y los gruñidos fueron insuficientes inventamos la línea y trazamos sobre la tierra siluetas de las cosas.