El ensayo es retórico porque busca demostrar algo: la tesis. A veces procede con ejemplos persuasivos: «Jamás tuvo una flor dos primaveras»… por lo tanto nunca las «segundas partes» serán buenas. A veces opera con el rigor de la lógica y suena muy sólido: si a = b y b = c, entonces a = c.
No siempre es fácil demostrar la tesis. Con frecuencia, el ensayista choca contra los límites del conocimiento, o contra sus propias limitaciones cognitivas, o contra la naturaleza misma de las cosas: la ética, la estética y la metafísica son materias fatalmente abiertas y resulta imposible demostrar nada en estos campos. Como todo es subjetivo y...
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