Publicidad

Los microensayos de Orlando Mejía Rivera

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Julio César Londoño
27 de noviembre de 2021 - 05:30 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

¿Qué persigue el ensayista? Nadie lo sabe, ni él. Supongo que ensaya para averiguarlo. Quizá busca pensar con cierto orden. O sostener con gracia un punto de vista original, como lo sostuvo siempre Jaime Alberto Vélez. O enseñar. O enseñar y súbitamente aprender. O jugar. O alardear para darle gusto al niño interior.

Saqué esta lista de “móviles del ensayista” de la lectura del libro Las enseñanzas de los sabios de Orlando Mejía, un nerdo irredento que piensa con agudeza, escribe con claridad (es un sujeto cortés) y se divierte escribiendo; es por esto que sus ensayos son leves y profundos a la vez. Aunque lo disimula muy bien (viejo zorro), también alardea.

Los métodos de Mejía van de la indignación a la ironía, del rigor a la conjetura, de la paradoja a la metáfora… y del silogismo al sofisma, claro. El pecado acecha al santo y la astucia al filósofo, y ambos caen porque, como descubrió Wilde, podemos resistirlo todo excepto la tentación.

Nos parece que Mejía pone todas las cartas sobre la mesa; en realidad siempre tiene un puñal en la manga, el aforismo, ese haikú del pensamiento que concentra en una línea rigor y conjeturas, cinismo y humor.

El aforista es cínico porque el palo ya no está para ternuras. Es un ángel caído. Ya fue expulsado de la infancia y de las utopías. Sabe que la amistad puede ser alta y sagrada, pero tiene el coraje de reconocer sus miserias y blasfemar, como Rochefoucauld: “En la desgracia de un amigo hay algo que no nos desagrada”.

Los temas son tan variados como han sido sus intereses y su curiosidad. Mejía se mueve con agilidad en las interfases de las ciencias, las artes, las humanidades y las religiones desde 1997, cuando escribió un libro flaquito y potente, Poesía y conocimiento. Quizá ya sabía que la separación entre ciencia y arte, entre razón e intuición, entre mito y realidad, no pasaba de ser una mera comodidad académica.

Con los años confirmó su sospecha (supongo, hace mucho que no hablamos) y ahora publica esta contundente confirmación, Las enseñanzas de los sabios (microensayos).

Aquí están sus lecturas de Camus, Saramago, Borges, Paz, Vila-Matas, García Ponce, Philip K. Dick, Mircea Eliade, Marguerite Yourcenar… Si usted cree que ya todo está dicho sobre Rulfo o García Márquez, se llevará una grata sorpresa.

Asegura que “Walter Benjamin no necesita estatuas en los parques; basta que algunos lo sintamos contemporáneo en este tiempo de pesadilla kafkiana con coreografía de Hollywood”. Recuerda a Cassius Clay: “No voy a Vietnam porque es una guerra de blancos que mandan negros a matar amarillos”. Recuerda a Alberto Manguel: «Cuando muere un apicultor, alguien debe darles la noticia a sus abejas. Cuando yo muera, quiero que alguien les avise a mis libros”.

Mejía toca todos los temas porque es glotón y ambicioso, todo lo intriga, nada le resulta indiferente; sospecha, como ningún brujo ignora, que hay una relación íntima entre todas las cosas del universo, que “no podemos cortar una flor sin perturbar una estrella”.

Antes que una colección de ensayos breves, Las enseñanzas de los sabios es una máquina de estimulación del pensamiento y una prueba de que los maestros siempre hablan con claridad, incluso cuando explican la materia más oscura, y saben deslizar en sus lecciones notas de color.

Y de dolor, claro. A veces sentimos que el destino es chambón, que estaba en lo cierto el hereje que escupió: el universo es obra de un dios retorcido o senil, y pensamos que nos tocó el peor de los mundos posibles, ¿pero cómo puede ser malo un mundo que nos regala ensayistas como Orlando Mejía Rivera?

P. S. Ediciones El Fakir Ilustrado publicará el libro de Mejía en diciembre.

Conoce más

 

andres(32093)28 de noviembre de 2021 - 08:30 a. m.
No se que es mas grato: si leer los columnistas del espectador o los comentarios de atenas o los comentarios a los comentarios de atenas.
juan(71263)28 de noviembre de 2021 - 01:34 a. m.
Dijo Volkening que "los mejores ensayos se hicieron alrededor de nimiedades, futilezas..."
Bernardo(31155)27 de noviembre de 2021 - 11:53 p. m.
Londoño se pasó de fakir esta semana en que el tumor nazi del régimen, escupió sus puces en Tuluá.
  • Julio(16529)28 de noviembre de 2021 - 05:23 p. m.
    1, escribo lo que me provoca 2, si quisiera a escribir sobre todas las estupideces de la extrema derecha, necesitaría columna diaria JULIO CÉSAR LONDOÑO
PEDRO(90741)27 de noviembre de 2021 - 11:04 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 253 días para que termine este desgobierno. Haga seguimiento político, a los candidatos, en las próximas elecciones para congreso. Recuerde que hay que renovarlo si queremos tener esperanza de cambio justo y con equidad.
Carlos(62305)27 de noviembre de 2021 - 03:04 p. m.
Gracias, Julio César, por compartir belleza literaria.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.