Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Los paraísos perdidos

Julio César Londoño

28 de abril de 2023 - 11:05 p. m.

Los seres humanos tenemos mala prensa. Cómo es posible, se preguntan los pensadores, que unas criaturas tan inteligentes causemos tantos estropicios. Es verdad que somos una amenaza planetaria, pero también es cierto que hemos sufrido demasiados cambios y las adaptaciones han sido traumáticas.

PUBLICIDAD

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

Para empezar, el nacimiento. Pasamos del útero, una levedad cálida y anaranjada, al áspero mundo de cada día, un viacrucis similar al que sufrieron nuestros antepasados cuando abandonaron el agua y conquistaron la tierra gracias a un invento genial, una incubadora portátil que la naturaleza ideó en el Paleozoico, el huevo, un prodigio que lo tenía todo, la charca y el cigoto.

Luego pasamos de cuadrúpedos a bípedos. Tal vez nos erguimos para oliscar las estrellas, o por temor a los predadores, o para impresionar a otros homínidos. El caso es que todavía no nos adaptamos bien a esta pose y hoy, millones de años después, el lumbago nos pasa factura por esa soberbia.

En la niñez sufrimos una segunda expulsión. Nos sacan de la casa y de la infancia y nos meten a un centro de reclusión en cuya fachada se lee: “Abandonad toda esperanza”. Y más abajo: “La letra con sangre entra”. Una vez adentro, nos embuten brebajes amargos: las tablas de multiplicar, fábulas de lobos y demonios y otras ternuras ilustradas, y nos explican que debemos elegir entre dos destinos: bostezar en un mundo virtuoso o arder eternamente en las llamas del pecado. “¡La virtud, la virtud!”, grita nuestro cerebro mamífero. “El pecado”, susurra el cerebro reptiliano con una sonrisa invicta.

Las Escrituras también registran un exilio. Adán y Eva son expulsados del Paraíso por comer el fruto del árbol del conocimiento. Allí perdimos la inocencia animal, fuimos condenados al trabajo, descubrimos un temblor nuevo, el erotismo, y un supersentido, la conciencia. Ya nunca seremos inocentes ni felices, pero escapamos de ese mundo narcotizado, el Paraíso, y fuimos criaturas laboriosas y morales. Gracias, madre Eva.

Read more!

Vino luego un cambio raro, pasamos de nómadas a sedentarios porque un día nos detuvimos en un claro del bosque a esperar una cosecha y nos fuimos amañando. Para matar el tiempo inventamos el templo, el acueducto y el taller, y fue la ciudad, ese perímetro de leyes y trampas, de jardines, fuentes y cloacas. La ciudad brotó del surco, la inventó la mujer.

Sí, éramos un animal más, no tan laboriosos como las hormigas ni tan dulces como las abejas. Es posible que en otros tiempos hayamos sido tan fríos como las piedras y que en el futuro seamos tan quietos como los árboles, pero hace poco fuimos un animal entre los animales.

Entonces algo pasó. Tal vez Dios sopló una arcilla roja, o comimos una yerba venenosa o mágica, o el líder de la manada se dio un totazo en la cabeza y hubo un cortocircuito en la amígdala cerebral (asiento de las emociones), o descubrimos el fuego y conocimos sabores nuevos. Algo… y de pronto un rugido se adelgazó en silbo, un grito fue escupitajo y maldición, un susurro se volvió plegaria, una interjección mutó en palabra y un gesto fue saludo, caricia, bendición. Algo.

El resultado es un bello monstruo. Somos mitad ángel, mitad bestia, pies de barro, sí, pero barro alado. Un animal que mira estrellas, piedras doradas; que abraza árboles para robarles su serenidad; que adora las piedras, estrellas caídas, porque envidia su quietud y las sabe inmortales. Un animal que no encuentra reposo en nada porque la tierra le queda estrecha y el cielo alto.

Read more!

* Nuestro mundo se reduce cada vez más. Primero fue la selva y la montaña, luego el pueblo, ahora una pantalla, otra forma del fuego, esas lenguas “que no podemos mirar sin un antiguo asombro”.

No ad for you
Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.