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¡Vamos, Moreno!

Julio César Londoño
30 de abril de 2022 - 05:30 a. m.

Luis Alberto Moreno, el colombiano que dirigió el Banco Interamericano de Desarrollo durante 15 años, lanza su libro ¡Vamos! Siete ideas audaces para una América Latina más próspera, justa y feliz. La fórmula es muy buena: combina los fríos análisis económicos con anécdotas personales. Ensayo acronicado o crónica ensayada, como gustéis.

Así nos enteramos de que la mamá de Moreno era una señora sensible, una activista social que no volvió al club Los Lagartos cuando supo que un socio había obligado a un caddie de 12 años a meterse al lago del club para rescatar una pelota de golf, y el niño, que no sabía nadar, se ahogó. El caso no trascendió. Era un niño pobre.

A los 14 años su crecimiento se detuvo, su hermano menor lo sobrepasó en estatura, sus padres se alarmaron y lo sometieron a un tratamiento de choque: un año de ejercicio vigoroso, abundante comida estadounidense y aire subártico en un internado de Dakota del Norte (temperatura media, -14 ° C). Moreno no creció ni un centímetro, casi se le necrosa la nariz, pero comprendió que tenía que ser más inteligente que los chicos altos y aprendió a “empatizar con los más vulnerables, mi gremio”.

Asegura que en los años 70 todo el mundo estaba al tanto del negocio del narcotráfico, “sobre todo las clases altas. Mi madre recuerda que las señoras de la sociedad bogotana vendían, con una sonrisita y un encogimiento de hombros, los dolaritos que recibían de sus parientes emprendedores”.

En las páginas de Vamos descubrí que la desigualdad social de la región “Asia Oriental y el Pacífico” es peor que la del África Subsahariana aunque no es tan dramática como la desigualdad de Latinoamérica (Asia del Sur tiene el mejor Gini del mundo). Moreno piensa que este problema se combate subiendo la tributación de las clases medias y altas, y aumentando la producción, pero olvida contarnos cómo piensa resolver el famoso nudo: cómo crecer eternamente con recursos naturales finitos.

La ecología es una entelequia romántica. Los banqueros solo se ocupan de asuntos serios.

Sin embargo, Moreno demuestra que tiene corazón, o al menos cálculo: “Es mejor hacer los cambios sociales a las buenas y no a las malas”, le dijo a El Tiempo el domingo, seguro pensando en Chile y Colombia.

Allí mismo afirmó que Petro “fractura la sociedad colombiana y es capaz de pasar por encima de lo que sea”, mientras que admira en Fico “su capacidad para acercarse y escuchar a la gente”. ¿Busca trabajo Moreno en las Oficinas? ¿De verdad piensa que los otros políticos sueldan fracturas y respetan cosa alguna?

Por las páginas del libro desfilan, face to face con Moreno, varios presidentes norteamericanos. “Mire, Luis Alberto”, dice Moreno que le decían los presidentes y yo le creo: era el presidente vitalicio del BID, una deidad pagana.

Hay menciones elogiosas para Álvaro Uribe y Andrés Pastrana (guarde este libro, Andrés, puede ser la primera y última vez que usted salga bien librado en una publicación importante). Juan Manuel Santos es reseñado al paso. Sobre Ernesto Samper hay apenas una alusión sin nombre propio. Sale de espaldas, por así decirlo.

Habla con orgullo de su gestión ante el Imperio para la financiación del Plan Colombia: Gabo, Clinton, aviones repletos de rosas, cenas con la “crema” intelectual de Washington, lobbies en el Capitolio, pero la verdad es que la nota final del Plan es mala: se les dio duro a las Farc… al costo de fortalecer el paramilitarismo, y el narcotráfico quedó intacto. Tampoco cuadran las cuentas de la financiación. Moreno dice que según el Center for American Progress, un think tank de Washington, el Plan costó US$10.000 millones en 15 años y Washington solo puso US$500 millones: US$33,3 pichirris millones anuales.

P. S. Mire, Luis Alberto, esas rosas nos salieron putamente caras.

 

Alba silva(33055)02 de mayo de 2022 - 09:08 a. m.
Moreno ha sido acomodado del gobierno uribista durante mas de 20 años. No se que ganaría uno leyendo su libro? Conocimientos?Ninguno. Cuando el escritor habla de su madre, de su vida, de banalidades, es porque ni es escritor, ni tiene ya algo que decir.
Claudio(58980)01 de mayo de 2022 - 07:58 p. m.
Luis Alberto Moreno burócrata pura sangre. Igualito a Duque pero él si entendió que la cabeza es para pensar. Como todos, estàn aterrados con el cambio que la ciudadanía merece. El mundo està preocupado también porque no saben que van a hacer con los millones de empresarios que saldràn del platanal.
Javier Roldán(d4acu)01 de mayo de 2022 - 04:31 p. m.
Se le olvido hablar del Banco Andino ( el gran robo de los impuestos) este bandido pequeñito de cuerpo, pero grande en la mentira y la maldad.
Projace(gzd3s)01 de mayo de 2022 - 01:03 p. m.
A ese oscuro personaje se le puede refrescar la memoria. No cuenta cómo fue trama que montaron con su compinche Andrés Pastrana para producir la quiebra y robarse el Banco del Pacífico y el Banco Andino, los recuerdan?.
arturo(sjxrr)01 de mayo de 2022 - 12:39 p. m.
Las infulas del chiquitín Moreno se cumplieron todas. Su aspiración de crecer, se dio en la burocracia, mas no en su cuerpo, tampoco en su cerebro y menos en su corazón endurecido por la magia de las fiestas paganas o más bien ideológicamente indolente por la realidad abrumadora de pobreza a la que debió llegar el mana de su BID.
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