Hace exactamente 92 días que el país político sigue la conversación que abrió Gustavo Petro sobre la constituyente. Desde que mencionó el tema como una posibilidad de tramitar sus reformas sociales, el 14 de marzo, nadie ha hecho más que hablar de eso. Imponer el tema de conversación es su habilidad.
Porque la tal constituyente no existe, ni hay Congreso que la avale, ni hay pueblo para un referendo, ni hay un solo papel escrito con la ruta para convocarla. No hay ni siquiera rayones escritos en una servilleta y existen solo trinos de un presidente adicto a X y expresiones de un excanciller enceguecido, enredado con los pasaportes,...

Por Lariza Pizano
Politóloga de la Universidad de los Andes, académica y especialista en política colombiana.
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