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En Emily Dickinson y lo incompleto (Seix Barral, 2023), la escritora Tania Ganitsky recupera y traduce poemas que la poeta norteamericana dejó en papeles sueltos y sobres. Muchos de ellos estaban inéditos, tal vez porque no obedecen a una forma esperada o por el reto que puede ser entenderlos debido a que podrían parecer incompletos. Sin embargo, Ganitski elogia esos “blandos cráteres” que podemos llenar con sueños o con sensaciones del instante: “podemos relacionarnos con el lenguaje sensorial y afectivamente”, dice.
Una de las formas que la poeta del presente encuentra para comunicarse con la del pasado es a través de los sueños, incluso los inventados. Hay secciones llamadas Sueña Emily Dickinson, que son una apuesta por imaginar una escritura en ese pasado, a la vez que se reconstruyen momentos de la vida de Ganitsky. Es en el lenguaje donde ambas se encuentran, se amistan, se traducen. Habitan el mismo tiempo.
Este libro aporta reproducciones de la forma original de estos poemas olvidados, incluyendo sus dobleces, palabras flotantes, guiones y enmiendas que en realidad funcionan como propuestas; algo así como ‘puedes escoger esta palabra o la otra’. Hay aquí un aprendizaje suficiente: “las pausas son silencios: que crean el tiempo y la distancia que dejamos entre una palabra y otra, entre un verso y otro, que aceleran y desaceleran y que la velocidad profundiza. El silencio sube y baja la marea en el lugar exacto donde nos paramos”.
Dickinson era ambigua y eso le permitió a Ganitsky una interpretación libre y argumentada del estudio, traducción y preservación de su extensa obra. Dice la editora, Alejandra Algorta, que este libro fue escrito por las dos, Dickinson y Ganitski, y que podríamos coincidir en que es un “ejercicio de traducción creativa”.
Es que para traducir había que conversar y hasta jugar con el poema, sus significantes, su contexto, y así irle encontrando las palabras que más se acercaran a nuestra lengua: “El Habla es un síntoma del Afecto/ Y el Silencio también -/ La comunicación más perfecta/ No la oye nadie -”.
Otro de los detalles de la edición que enriquece aún más la experiencia es la incorporación de imágenes de varias de las flores y hojas que Dickinson coleccionó en su herbario durante toda su vida. Es parte de la belleza que transmiten estos poemas alrededor de sus amistades y del pequeño gran universo de su jardín: “Tocar Pliegues - mostrar Diferencias. La Definición de Belleza es - que no hay Definición”.
