Esta semana, Gustavo Cerati habría cumplido 66 años. Y, para celebrarlo, Aterciopelados estrenó el video de “Eterno”, una canción inspirada en él –otra–, que aparece en el disco Genes Rebeldes. Digo “otra” porque la primera fue “Platónico” y la escribió Andrea Echeverry para La pipa de la paz en 1996.
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Y es que la influencia de Cerati en Aterciopelados, especialmente en Echeverry, va más allá del gusto y el fanatismo. En varias entrevistas, la banda ha confesado que además de ser una de sus grandes influencias, fue una suerte de mentor que los llevó de gira como teloneros de su banda y, más tarde, los invitó a participar en uno de los mejores unplugged de rock en español: Confort y música para volar.
Pero ciñamos esa relación a parámetros musicales. Cerati presentó una propuesta innovadora para su momento: el uso de recursos electrónicos y sintetizadores, cosa que, mezclada a los parámetros heredados del rock en inglés y permeados por la música latinoamericana, dieron como resultado un sonido que luego sería referente para bandas como Aterciopelados. El álbum Caribe atómico, por ejemplo, de alguna manera evoca Dynamo, de Soda Stereo.
En cuanto a la estructura poética de sus letras, Cerati tuvo siempre tres elementos claves: un sujeto en primera persona, un “yo” –“me dejarás dormir al amanecer…”–, que le habla a un “tú” indefinido –“entre tus piernas…”–; el vacío como concepto y centro de sus temas, “De música ligera”, “Té para tres”, “Crimen”, son algunos ejemplos de cómo el vacío puede materializarse a través del abandono, la separación, la ausencia e incluso la soledad propia, y la distancia, siempre hay algún tipo de distancia física y metafórica entre el sujeto de sus canciones y ese tercero que los propicia, “yo te prefiero fuera de foco, inalcanzable…”.
Ahora bien, en la música de Aterciopelados también se ven reflejados esos tres elementos en buena parte de sus producciones. El “Bolero falaz”, es un “yo” femenino que le habla a “tú” indefinido y masculino; “Maligno” es puro vacío literal y metafórico, y “Eterno”, para conectar de nuevo con Cerati, es distancia, ¿o qué hay más largo y lejano que la eternidad? A lo que pretendo llegar es a que a Cerati no le debemos solo el rock en español argentino sino también el colombiano. Nuestra banda pionera estuvo guiada de muchas formas por su trabajo y el de su banda. Así que, cayendo con descaro en el lugar común, a Cerati, “gracias totales”.
Por Laura Galindo
