LAURA GALINDO
¿Qué tanto se puede conocer de una persona a través de la música que escucha? ¿Es lo mismo ser seguidor de Nacho Cano, Mercedes Sosa, Kanye West, Shakira o Carlos Vives? La respuesta, desde luego, es subjetiva, así como los artistas también fueron elegidos subjetivamente por mí.
Pensemos en lo que dijo García Canclini, que existen tres tipos de arte: el de la élite, que es el de la burguesía y tiene como único propósito el estremecimiento estético; el de las masas, que está hecho por las clases dominantes para las clases dominadas con la idea de transmitir su ideología -esto puede ser consciente o inconsciente-, y el arte popular, que está hecho por artistas que representan a la clase trabajadora y su idiosincrasia.
Los caballos que pinta David Mazur, por ejemplo, son arte de la élite. Pocos pueden pagarlos y su creación responde solo a fines estéticos. Malinche, el musical de Nacho Cano que se presenta por esta época en Madrid, estuvo acusado de trabajar con músicos ilegales y aprovechar la situación para pagarles menos. Una muy buena ironía, teniendo en cuenta que está basado en la historia de la indígena mexicana Malinche y su papel durante la conquista española. Mercedes Sosa, fue perseguida durante la dictadura chilena y su música fue prohibida por el régimen.
Cuando hablo de música popular, partiendo de propuestas de pensamiento como la de Canclini, me refiero a la música del populus, es decir, del pueblo. Y es ahí donde el internacionalismo de la clase trabajadora se vuelve protagonista. Jorge Velosa hace música que expresa el sentir del pueblo; Los tigres del norte, también. Incluso Andrea Bocelli, cantante lírico, ha hecho desde su lugar y con herramientas académicas, música popular. Presentar en formatos orquestales boleros como Bésame mucho o grabar un dueto con Karol G son apuestas por lo popular.
La música no es solo un conjunto de herramientas técnicas que sirven para organizar sonidos, es una pluralidad de visiones, representaciones y universos, en el que existen consignas de identidad, fuerzas de poder e ideologías. Ahora bien, pregúntese, ¿por qué escucha lo que escucha? ¿Cuál es su música: la de la élite, la de las masas o la del pueblo?