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El 25N de Maruja Hinestrosa

Laura Galindo

28 de noviembre de 2025 - 12:05 a. m.

En 1930, Maruja Hinestrosa compuso El cafetero, pasillo que inauguró el Congreso de la Federación Nacional de Cafeteros de Pasto. Tenía 14 años, todavía estaba en el colegio y, lo pongo como subrayado, era mujer. El congreso fue motivo de orgullo para los nariñenses ya que no solo fueron los anfitriones, sino que, además, recibieron la visita del, para entonces, presidente Mariano Ospina Pérez.

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Abro un paréntesis: la música y en específico la composición estuvieron vetadas para las mujeres durante el siglo XIX y buena parte del XX. Aunque su educación como señoritas incluía lecciones de piano y solfeo, la intención de esos estudios era meramente doméstica: una buena esposa debía cocinar, bordar y tocar piano. Su repertorio no era el mismo de los varones —que sí podían hacerse músicos profesionales—. Eran piezas sencillas cuya finalidad estaba en amenizar las reuniones familiares. Nada muy profundo, nada muy complicado.

Volvamos. Los periodistas e historiadores —todos varones—, decididos a inmortalizar el suceso, escribieron reseñas y columnas dedicadas de Maruja y su pasillo. Guillermo Payán Archer, cuenta que Ospina no pudo contener la emoción mientras la escuchaba y que él mismo sugirió ponerle El cafetero como título. ¡Todo un logro para la revolución feminista! O por lo menos así nos lo hicieron creer.

La versión de la compositora, conservada en entrevistas que pertenecen a su archivo familiar, difiere bastante. Según cuenta, le entregó la partitura a Ospina Pérez y le dijo “guarde este pasillo para que se acuerde de Pasto”. Él respondió con absoluta indiferencia y tiró las hojas sobre una mesa. Y ese no fue el único desplante que vivió con El cafetero. Cuando se lo mostró a Julio Zarama, compositor nariñense, este enrolló la partitura, le dio un par de golpecitos en la cabeza, y le dijo que mejor se pusiera a aprender costura, aritmética o gramática porque la música no estaba hecha para las mujeres, solo para los hombres.

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El cafetero es una de las piezas más versionadas y grabadas del repertorio tradicional colombiano, tanto así que fue plagiada por un compositor en Costa Rica —pero dejaré esa historia para otro día—; y Maruja Hinestrosa es una las compositoras más prolíficas de nuestro país. ¿Por qué no es tan popular como Adolfo Mejía o Luis A. Calvo? ¿Por qué, salvo el musicólogo Luis Gabriel Mesa, nadie habla de ella? ¿Por qué no se enseña en los programas universitarios de piano?

Esta semana, fue 25N y muchas voces resonaron por la no violencia contra las mujeres. Algo totalmente necesario y que requiere grandes acciones. Pero la invisibilización de las mujeres en la historia también es violencia. Contarlas desde miradas y percepciones masculinas también es violencia. Contar su historia como algo anecdótico y no construir procesos de identidad y creación con su obra, también es violencia.

No más violencia contra las mujeres.

@LauraGalindoM

Por Laura Galindo

Periodista musical y cultural. Pianista de la Universidad Javeriana, magíster en piano de la Universidad Eafit, magíster en periodismo de la Universidad de Los Andes y MFA en Creative Writing de la New York University -NYU-. Editora cultural y presentadora en RTVC Noticias, de Señal Colombia.
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