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Historia de un “hombre hermoso y trágico”

Laura Galindo

02 de mayo de 2025 - 12:05 a. m.
“[Carlos Pizarro] fue esa primera esperanza que se nos quedó truncada”: Laura Galindo
Foto: Archivo El Espectador

Se cumplieron 35 años de la muerte de Carlos Pizarro, el comandante del M-19 que encabezó la entrega de armas, el candidato a la presidencia que por primera vez habló de un gobierno popular, y una de las figuras más importantes de la Asamblea Constituyente de 1991. “De la muerte”, digo por decir, porque Pizarro fue asesinado el 26 de abril de 1990 mientras viajaba a Barranquilla. Un sicario, identificado luego como Gerardo Gutiérrez Uribe, le disparó a quemarropa en pleno vuelo.

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En el 2010, durante los últimos meses del gobierno de Uribe Vélez, la fiscalía reconoció el asesinato como un crimen de Estado. A Pizarro lo mató Gutiérrez, pero detrás de él estaban el DAS y una estructura perteneciente al gobierno de Virgilio Barco que se encargó de encubrirlo todo. Y, desde luego, de sabotear el proceso de paz.

Su muerte, dice Laura Restrepo en el libro Historia de un entusiasmo, fue “una traición de Estado”, un atentado a la posibilidad misma de reconciliación nacional, de sanar las heridas de un país lastimado por décadas y décadas de violencia. Ese fue el punto de inflexión: se quebró la esperanza de negociar con justicia; e Historia de un entusiasmo pasó a llamarse, por elección de la misma Restrepo, Historia de una traición.

Decisión certera y contundente.

El libro narra con la ironía y la profundidad características de mi autora colombiana favorita, cómo el M-19 fue producto del agotamiento: un grupo de ciudadanos se cansó de ese gobierno corrupto, violento y manipulador al que el pueblo le daba igual. Ese gobierno al que no le importaban los campesinos, ni los trabajadores ni los pobres. Ese gobierno que solo reconocía liberales y conservadores y no entendía la pluralidad de la verdadera democracia. Ese que parece haberse calcado tantas veces a lo largo de la historia.

Fue la respuesta del pueblo a una historia de acciones violentas por parte de sus gobernantes. Desde luego, fue una respuesta armada. Son muy pocos los procesos de cambio social que no involucran respuestas violentas a actos miserables. La diferencia está en que para los primeros la violencia tiene caducidad: se acaba una vez se logre un objetivo que sobrepasa individuos y responde al bien común. La segunda es una violencia eterna en la que el bienestar de unos pocos somete a su antojo el de todos los demás.

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Y es ahí donde reposa la importancia de Carlos Pizarro. Fue ese “hombre hermoso y trágico”, como lo describió Laura Restrepo, el que comandó –vale esta vez el juego de palabras– esa primera esperanza que se nos quedó truncada.

@LauraGalindoM

Por Laura Galindo

Periodista musical y cultural. Pianista de la Universidad Javeriana, magíster en piano de la Universidad Eafit, magíster en periodismo de la Universidad de Los Andes y MFA en Creative Writing de la New York University -NYU-. Editora cultural y presentadora en RTVC Noticias, de Señal Colombia.
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