A cualquier caravana humanitaria, sea cual sea, la rigen los mismos principios: un carácter colectivo que une grupos de personas bajo una misma bandera de solidaridad; un desplazamiento geográfico –aunque parezca obvio–; un enfoque pacífico en el que prima llevarle ayuda a poblaciones vulnerables sin entrar en guerra con sus victimarios, y una visibilidad mediática: desde luego, quien toma el riesgo de unirse a una caravana está interesado en hacer una declaración pública que se propague y que resuene.
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Partiendo del respeto por cada uno de esos principios, una caravana humanitaria no pone en riesgo a nadie. No es un ataque ni una guerra. No representa ningún tipo de asedio o enemistad. Por el contrario, es una acción altruista y genuina por construir –o reconstruir de los escombros– un mundo en paz.
Ahora, con base en esto, revisemos las características de la flotilla Sumud que partió hacia Gaza llevando alimentos, medicinas y útiles escolares para las víctimas del genocidio. ¿Es colectiva? Sí. Son 45 barcos y varios centenares de activistas internacionales. ¿Es un desplazamiento geográfico? Desde luego, partió del Puerto de Barcelona, a principios de septiembre, y navegó por el mediterráneo hasta llegar a la frontera con Gaza. ¿Tiene un enfoque pacífico? Sí. Ninguna embarcación lleva armas, ejércitos o grupos terroristas. Su intención no es atacar a Israel, es solo ayudar a niños, enfermos y heridos. Incluso está liderada por varias oenegés. ¿Cuenta con visibilidad mediática? También. Los canales y periódicos internacionales han seguido la flotilla desde el primer momento, cosa que no solo garantiza una declaración pública, sino también la transparencia de sus acciones.
Entonces, ¿por qué Israel decidió atacar e interceptar los barcos de la flotilla Sumud el 1 de octubre? ¿Hasta dónde puede llegar la crueldad y la miseria humana? ¿No había cruzado ya un límite al bombardear civiles e inocentes, dejándolos entre escombros, heridos, sin comida, sin agua, sin luz? ¿No era suficiente tenerlos encerrados, esperando que mueran de inanición y miedo?
Hay una crueldad –injustificable, desde luego– que consiste en intentar reducir al otro para imponer la supremacía propia. Hay una dos veces peor que consiste en intentar reducirlo, eliminando de paso todo lo que pueda salvarlo. Esa es la crueldad de Israel.