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He defendido varias premisas sobre Karol G porque, de verdad, las creo ciertas: cambió las narrativas del reguetón, poniendo a la mujer como sujeto y ya no como objeto; incluyó consignas de empoderamiento femenino y le puso límites a la normalización de la violencia de género. Sin embargo, a veces, pareciera que en su producto —sí, la música comercial es un producto— coexistieran dos lógicas diferentes: una disruptiva y feminista, y otra hegemónica y sexualizante.
Uno de los sencillos de su álbum Tropicoqueta, por ejemplo, responde a la segunda. La canción se llama Latina Foreva y podría decirse que guarda un fallido intento de empoderar la estética de las mujeres latinas como un valor propio y no como una forma de aprobación masculina. Y digo fallido porque lo destruyen versos desatinados como: “Son tremendas mamis, todas tienen qué piqué, teta y nalga, te-teta y nalga, teta y nalga, te-teta y nalga”. Hay cosas simplemente indefendibles.
En el video de la misma canción, La Bichota aparece en un paisaje invernal, bailando en bikini junto a otras mujeres. La cámara detalla constantemente los senos, la cola, la boca. La coreografía está llena de poses sugestivas y la fotografía podría pertenecer a cualquier película erótica de bajo presupuesto.
Pero si uno hurga entre las canciones del disco, encuentra a esa otra Bichota, la que experimenta con la orquestación como en Mientras me curo del cora, o la que explora colores tímbricos como en Si antes te hubiera conocido. En entrevistas, ella lo ha definido como un recorrido por ritmos latinos que sigue un storytelling lineal. Y sí: hay bachatas, vallenatos, merengues venezolanos, rancheras y, por supuesto, mucho reguetón en todas sus formas y fusiones. Hay, además, versos que vuelven a coquetear con la sororidad, el empoderamiento y el feminismo, y desafíos tímidos al machismo sistemático que habita el género urbano.
No sé cómo logra Karol G conciliar sus dos versiones. Cómo resuelve cuál cede ante cuál y en qué momento. No sé tampoco cómo hacen sus fanáticos para seguir lógicas tan contradictorias sin sentir vulneradas sus ideas, ni cómo hace su equipo de mercadeo para establecer un público objetivo. Por ahora, seguiré escuchando a La Bichota de mi playlist, esa que está solo en el lado A y que me ha llevado a defenderla más de una vez.
