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¿Qué está pasando con el Festival de Poesía de Medellín?

Laura Galindo

24 de octubre de 2025 - 12:05 a. m.

La poesía es política. Simplemente porque el arte es político. Lo dice Rancière cuando argumenta que una obra de arte, por ejemplo, un poema, construye un lugar hipotético que rompe la naturalidad de lo hegemónico y dominante, para volver visible lo invisible o, diría yo, lo invisibilizado. Así nació el Festival Internacional de Poesía de Medellín.

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En la década de los 80, la ciudad padecía el narcotráfico, los comienzos del paramilitarismo y el sicariato indiscriminado. Asumirse rebelde era equivalente a declararse criminal y contradecir las tradiciones, aún si eran violentas o estaban equivocadas, era un pecado. En el resto del país la situación era la misma: persecuciones políticas, líderes asesinados y el genocidio de un partido político entero.

Era urgente la creación de “un escudo protector y emblema de dignidad y resistencia en medio del oprobio”, como dice el Festival en sus memorias. Lo que desde 1982 había sido la revista Prometeo, dirigida por Fernando Rendón, se convirtió en una respuesta al dolor colectivo, y de sus entrañas surgió, en abril de 1991, el primer Festival Internacional de Poesía de Medellín. El mismo que en el 2024, cuando los medios ni siquiera se atrevían a llamar genocidio al genocidio en Gaza, dedicó su edición a las víctimas palestinas. El mismo que este año tuvo como lema “emergerá la vida liberada del hierro”. El mismo que celebra el lenguaje incluyente.

Hace unos días, se hizo pública la intención del Concejo de Medellín de derogar el Acuerdo 40 de 1997, que le asigna anualmente un presupuesto al Festival de poesía a través de la Corporación Prometeo, su fundadora. Intención que parece estar liderada por Andrés Tobón, integrante del partido Creemos, quien argumenta que el Festival debería estar adscrito a la Secretaría de Cultura para que sus fondos sean de administración pública.

¿Que hay detrás? Creemos es un partido de extrema derecha: conservador, pro Israel y opositor acérrimo del pensamiento de izquierda. Creemos es, además, el partido del alcalde de Medellín. Entregar el Festival a la Secretaría de Cultura es entregarlo al partido Creemos y, en consecuencia, a sus ideales. El problema aquí no es politizar el arte porque, repito, el arte es político. El problema es perseguir un festival de poesía que se enfrenta con versos al poder hegemónico y controvierte la violencia intrínseca que carga.

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Dicho esto, me permito terminar con un fragmento de Nicanor Parra que hace parte de Chistes para desorientar a la policía:

Pájaros

no gallinas señor Cura

libertad absoluta de movimiento

claro que sin salirse de la jaula

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@LauraGalindoM

Por Laura Galindo

Periodista musical y cultural. Pianista de la Universidad Javeriana, magíster en piano de la Universidad Eafit, magíster en periodismo de la Universidad de Los Andes y MFA en Creative Writing de la New York University -NYU-. Editora cultural y presentadora en RTVC Noticias, de Señal Colombia.
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