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Adiós a “Miss Nancy”

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Leopoldo Villar Borda
08 de junio de 2021 - 03:00 a. m.
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Diariamente los medios disparan a un público asombrado, miedoso o indiferente los fríos números de los contagiados, los recuperados y los fallecidos por culpa del virus que le declaró la guerra a la humanidad. Rara vez aparece un rostro humano detrás de las noticias sobre este azote bíblico cuyo origen, variantes y efectos desiguales sobre las personas siguen siendo un misterio. La amenaza solo se percibe cabalmente cuando un ser querido es arrebatado del hogar, como acaba de ocurrir en el mío.

Compadezco a los miles de familias colombianas (para hablar solo de los compatriotas) que sufren al ver al padre, la madre, el cónyuge o un hijo afectado por la embestida del COVID-19, en unos casos con síntomas graves, en otros con síntomas leves y en otros sin síntoma alguno. También a los que afrontan el viacrucis de ingresar a una UCI para permanecer en ella por tiempo indefinido, ante la aflicción de sus familiares que no saben cuál será el desenlace ni cuándo ocurrirá.

Más doloroso que esa penosa espera es el tremendo totazo que recibe una familia cuando uno de sus miembros sucumbe ante la pandemia en cuestión de horas. Doy testimonio de lo que esto significa porque pasé por ese trance al perder a mi esposa, a pesar de que ella y yo habíamos recibido las dos vacunas Sinovac en las fechas asignadas en el plan nacional de vacunación y creíamos estar a salvo.

Primero fue una tos seca y un resfrío, que al agudizarse nos llevó a pedir ayuda médica domiciliaria. El médico que nos visitó determinó que ella requería hospitalización inmediata y se la llevaron en una ambulancia mientras yo fui confinado en mi casa. Ella tenía muy baja la saturación de oxígeno en la sangre, esencial para que el oxígeno se una a los glóbulos rojos y estos se repartan por todo el cuerpo. Es posible que muchos no conozcan el efecto mortal de la baja saturación ni la manera de medirla, que se hace con un pequeño dispositivo llamado pulsioxímetro.

Este aparatico debe formar parte del botiquín familiar, porque tendremos que convivir con el COVID-19 quién sabe por cuánto tiempo. Quienes no dispongan de él sino solo de su capacidad de observación deben estar atentos a los primeros síntomas del contagio. Cuando a estos se añade el dolor de cabeza o de garganta, se debe buscar la inmediata ayuda médica. Con mayor razón si se presenta la dificultad para respirar, el dolor en el pecho o la incapacidad para moverse.

Aprendí esto dolorosamente y lo transmito con el deseo de que sea útil para los lectores. Ojalá les evite la adversidad por la cual estoy entre el sinnúmero de damnificados por la pandemia. Soy solo uno entre los millones en el mundo y los miles en Colombia que padecen torturas como la que sufrí al no poder acompañar a mi esposa cuando la ambulancia se la llevó para no volver, ni verla después, como tampoco la pudieron ver mis hijos en los tres días de interminable angustia en que la medicina no pudo impedir que el virus cortara su vida de un tajo.

Después debimos soportar otra cruel espera de 14 días para que nos entregaran sus cenizas, porque el coronavirus obligó a retrasar los funerales. Entonces le dimos una despedida digna y depositamos sus cenizas al lado de las de su madre en una iglesia de Bogotá. Fue una ceremonia hermosa pero triste, constreñida por los protocolos de la pandemia.

Nada de esto eclipsó el afecto y el apoyo de tantos familiares, amigos y conocidos, entre ellos los innumerables alumnos del Colegio San Carlos que ella educó durante los 33 años que trabajó al lado del padre Francis y que hoy recuerdan a “Miss Nancy” en distintos lugares de Colombia y el mundo. Su solidaridad compensa el dolor y el aturdimiento del duelo, que se mezcla con la sensación de impotencia ante el hecho fatal que todos enfrentaremos tarde o temprano.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
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Francisco(82596)12 de junio de 2021 - 09:54 p. m.
Le acompañamos en su sentimiento tan doloroso y profundo y agradecemos su testimonio. Cordial saludo
elias(80727)09 de junio de 2021 - 01:59 p. m.
Mi Solidaridad por su pérdida familiar.
Mauricio(34653)09 de junio de 2021 - 01:00 p. m.
Mi sentido pésame por su pérdida.
GUSTAVO(20165)09 de junio de 2021 - 11:58 a. m.
Que dolor, que lamentable perdida, mis sentidas condolencias
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