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Bárbaros del siglo XXI

Leopoldo Villar Borda

18 de junio de 2025 - 12:05 a. m.

Ni siquiera la fértil imaginación de George Orwell alcanzó a vislumbrar los abusos de poder de Donald Trump en la cruzada que emprendió desde su regreso a la Casa Blanca contra todo lo que no encaja en su mentalidad reaccionaria y despótica. Ya convirtió a Estados Unidos en un espacio hostil para la ciencia y la cultura con sus ataques a las universidades, los recortes de los fondos para financiar las investigaciones científicas y la persecución contra quienes pusieron a Estados Unidos al frente de los avances académicos en el mundo.

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Su obsesión por cerrar las fronteras a los inmigrantes, que siempre fueron los impulsores del progreso económico estadounidense, está condenando a la gran potencia a un retroceso histórico. Mediante el uso de los instrumentos más sofisticados de la tecnología, está convirtiendo a Estados Unidos en una especie de campo de concentración en el que sus compatriotas están cada vez más aislados del mundo exterior. Quiere hacer del país una gigantesca burbuja donde no quepa nadie que no comparta su visión troglodita del mundo.

La prensa del planeta registra en detalle las atrevidas decisiones que Trump toma todos los días y que no solo afectan a su país sino al mundo entero. Hace poco, El País de España publicó un amplio informe sobre la instauración de un sistema de tecnovigilancia que abarca todo el territorio estadounidense. Con la ayuda de Elon Musk, el magnate que lo acompañó en el gobierno hasta hace poco, desplegó una vasta infraestructura tecnológica para fiscalizar la vida de millones de personas, comenzando por los inmigrantes, legales o ilegales, que son su blanco favorito. El sistema permite escanear las redes sociales, analizar datos biométricos y la información de ingresos, salud y seguridad social de todos los habitantes del país, sin tener en cuenta que todas estas son actividades prohibidas por la ley.

Trump ha declarado la guerra a los jueces y sus asesores han dicho abiertamente que uno de sus objetivos principales es desmantelar el sistema judicial. Varias veces ha afirmado que el poder presidencial no tiene límites, y con sus acciones lo está demostrando. La gran pregunta que se hacen muchos en Estados Unidos y el resto del planeta es hasta dónde llevará su ambición y hasta cuándo resistirán las instituciones estadounidenses el asalto trumpista, mucho peor que el que sus seguidores cometieron contra el Capitolio de Washington en 2021.

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En 1949, cuando Orwell publicó su célebre novela 1984, muchos pensaron que el omnipresente y todopoderoso Gran Hermano y la policía del pensamiento inventados por el autor británico no pasarían del terreno de la ficción. La sociedad sometida a la vigilancia permanente, la desinformación y la propaganda fanática y sistemática, sin posibilidad de que los habitantes del país que figura en la novela con el nombre de “Franja Aérea 1” pudieran rebelarse contra ese poder tiránico parecía ser una ficción exagerada, muy difícil de convertirse en realidad. Pero el tiempo demostró que el mundo imaginado por Orwell no estaba tan alejado del posible destino de la humanidad.

Casi todos los ingredientes del fantástico relato de Orwell están presentes en la situación que presenciamos y sufrimos ahora a causa de los atropellos de Trump y los otros dictadores que gobiernan en las potencias dominantes y que están imponiendo a los seres humanos sus reglas arbitrarias y abusivas. Y lo peor es que el ejemplo de esos dictadores estimula a los políticos extremistas en distintas partes del mundo que buscan imitar sus tácticas y estrategias para llevar a sus países a un estado parecido al que viven hoy los pueblos sometidos a esta nueva barbarie. Trump, el principal de esos dictadores, ya convirtió en realidad en Estados Unidos lo que antes solo fue visto como una repulsiva fantasía. Falta el deus ex machina que ponga fin a esta pesadilla.

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Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
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