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Bumerán tecnológico

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Leopoldo Villar Borda
20 de junio de 2023 - 02:05 a. m.
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Colombia ya no está a la penúltima moda, como lo sentenció Carlos E. Restrepo hace más de un siglo. Ahora hay temas en los que presumimos de estar más adelantados que el resto del planeta. Uno de ellos es el del empleo de la tecnología. Mientras en Estados Unidos y otros países se aplican crecientes restricciones al uso de los celulares en los colegios, aquí prevalecen las políticas contrarias. Se cree que el uso de la tecnología en clase es un avance porque facilita la actividad de los estudiantes y su acceso al conocimiento.

Es verdad que la tecnología contribuye a mejorar la educación, pero su uso incontrolado tiene un efecto negativo sobre el comportamiento de las personas, sus relaciones con los demás y, por si esto fuera poco, su salud mental. Los sistemas educativos de muchos estados de la Unión Americana restringen el empleo de celulares en las clases porque estos son una distracción, más que una ayuda, y hay que evitar las distracciones para que la enseñanza funcione.

En otros ámbitos la tecnología está reemplazando a los seres humanos. Sus defensores argumentan que esto reduce los costos laborales y aumenta la productividad y las ganancias de las empresas, efectos favorables para el buen funcionamiento de las economías. Sin embargo, esas ventajas significan otros tantos efectos desfavorables, como la eliminación de empleos, el sedentarismo, el aislamiento y la reducción de la creatividad. Además, la tecnología facilita el consumismo, uno de los males de nuestro tiempo.

Los pros y contras de la tecnología no solo se ventilan en los ámbitos empresariales sino en otros que tocan derechos fundamentales como la administración de justicia. La polémica que suscitó la reciente decisión de la Corte Constitucional que puso fin a los juicios virtuales en materia penal ilustra la divergencia de opiniones que existe sobre el tema en un sector tan importante como este.

En todas las actividades donde va ganando espacio la tecnología se generan discusiones parecidas, pero nada indica que su avasallador avance encuentre un freno. Aun en medio del atraso político, económico y social, un país como el nuestro se jacta de poseer la última tecnología. Hace mucho que en los centros comerciales colombianos se estableció el pago del servicio de parqueo y se instalaron máquinas de cobro en lugar de cobradores de carne y hueso. Este espacio sería insuficiente para enumerar la cantidad de servicios en los que se aplican sistemas semejantes.

Si todo esto pasó antes de que se pusiera de moda la inteligencia artificial, es fácil imaginar lo que ocurrirá cuando los robots invadan todos los campos de la actividad humana. Stephen Hawking nos alertó sobre los peligros que entraña ese prodigio tecnológico casi inimaginable y Geoffrey Hinton, uno de sus pioneros, se retiró de Google para alertar sobre los riesgos de la tecnología que él mismo ayudó a desarrollar.

¿Estamos enfrentados al verdadero monstruo de Frankenstein? El genio de Mary Shelley anticipó en 200 años la aparición del fenómeno que estamos viviendo, no ya como fruto de su imaginación sino como resultado de lo que ella señaló en su célebre novela como la obsesión del ser humano por llevar la ciencia más allá de los límites de lo moralmente correcto.

Ya fueron sobrepasados esos límites cuando quienes se lucran de la tecnología abandonaron las reservas éticas y pusieron el negocio por encima de cualquier otra consideración. Han invertido miles de millones de dólares para fabricar máquinas capaces de imitar a los seres humanos, pero también de confundirlos, manipularlos y controlarlos. Hasta dónde avanzará este fenómeno es la gran pregunta que se formulan hoy, sin encontrar respuesta, los que se preocupan por estos temas. Como lo advirtieron los más autorizados, el gran salto tecnológico que produjo la inteligencia artificial se está convirtiendo en un bumerán.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
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Juan(45350)22 de junio de 2023 - 02:19 a. m.
En una población inculta y superficial una gran cantidad de los pobladores de Locombia dedican mas horas a las banalidades de las redes y saber los chismes de la segura, epacolombia y un sin numero de figurillas de oropel...enajenados mentales
Juan(45350)22 de junio de 2023 - 02:17 a. m.
En la educación en Colombia ha sido un desastre en primaria secundaria y universitaria, el pensamiento critico no existe y el rey del mambo es el RINCON DEL VAGO o copiar y pegar de cualquier fuente sin análisis ni contraste...
Chirri(rv2v4)21 de junio de 2023 - 07:27 a. m.
Problemas hay, pero lo grave es que uno no los puede dejar refrescar ni dejarlos a la intemperie.
Libardo(10892)20 de junio de 2023 - 04:10 p. m.
Si no hacemos, todos, un alto en el camino, seremos víctimas de nuestro propio invento. Más allá de lo justiciero del viejo refrán, es que tendrá validez a pesar de su vetustez y de ser producto de la inteligencia humana, justamente, para calificar el desastre. Parecemos lemmings corriendo en masa hacia el agua para auto regular la población (mito o verdad, eso parecemos)
MarioGiraldo(196)20 de junio de 2023 - 03:24 p. m.
Entiendo que las audiencias virtuales funcionaba muy bien, aumentando la eficiencia en los juzgados y agilizando los procesos. me gustaria saber las razones para cancelar ese sistema
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