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El espejo de Chile

Leopoldo Villar Borda
07 de febrero de 2022 - 05:30 a. m.

No hay dos experiencias iguales y las comparaciones son odiosas, pero siempre se puede extraer enseñanzas de los ejemplos ajenos. Cuando se avecina la fecha en la que elegiremos a un nuevo presidente, los colombianos deberíamos mirarnos en el espejo de Chile.

Allá, como aquí, hubo abundancia de aspirantes a suceder a Sebastián Piñera en la Presidencia. En la primera vuelta electoral, el 21 de noviembre, los chilenos escogieron entre 7 candidatos que representaron diversas tendencias políticas. La segunda vuelta, el 19 de diciembre, fue presentada equívocamente como una competencia entre los dos extremos. Los nostálgicos de la dictadura de Pinochet, agrupados en torno a José Antonio Kast, pintaban a Gabriel Boric como el promotor de la revolución comunista. El propio Kast, al celebrar su pasajera victoria en la primera vuelta, dijo que la derrota de su adversario en la segunda vuelta sería un triunfo sobre el comunismo y el terrorismo.

Aquella noche del 19 de diciembre los chilenos pudieron apreciar el contraste entre los dos candidatos clasificados para la competencia definitiva. Frente a la agresiva proclama de Kast, que por momentos parecía la encarnación de Pinochet, el discurso conciliador de Boric lo proyectó como una figura democrática y progresista. No por casualidad conquistó a la mayoría y fue consagrado un mes después como el nuevo presidente de Chile.

Consecuente con su discurso esperanzador, Boric nombró un gabinete ministerial con mayoría de mujeres —a quienes confió 14 de las 24 carteras— y en el que predominan socialdemócratas e independientes, con lo cual amplió la coalición que lo llevó al poder con la inclusión de políticos moderados y desmintió a quienes lo tildaban de extremista.

La derecha colombiana está empleando una estrategia parecida a la de su homóloga chilena para enfrentar el favoritismo de Gustavo Petro. Es la estrategia que utilizaron desde la antigüedad gobiernos y religiones para controlar a las sociedades y ha evolucionado con ellas, de modo que hoy no se aplica con hogueras ni verdugos sino con mensajes de texto, videos y podcasts. En forma directa o subliminal se apela a las emociones de las personas más que a la razón para inculcarles temor e influir en su conducta.

Es tal la fuerza del fenómeno que parece inútil argüir contra él. Sin embargo, nada impide a los ciudadanos examinar las propuestas de los candidatos tal como las presentan y no como las desfiguran sus rivales antes de llegar al cubículo de votación y marcar el nombre escogido en el tarjetón electoral. Es un derecho elemental y al mismo tiempo una obligación ejercerlo con responsabilidad. Ya es tiempo de ignorar el sambenito esgrimido por los uribistas para difamar a quienes no piensan como ellos, que ya debería estar tan desacreditado como el que usaba la Inquisición para identificar a los pecadores, aunque estuvieran arrepentidos, o la insignia que los nazis obligaban a llevar en su ropa a los judíos.

El 11 de marzo, dos días antes de que se defina en Colombia el abanico de aspirantes en nuestra elección, Chile iniciará una nueva etapa en su historia con la juramentación presidencial de Boric. A partir del 13 de marzo tendremos más de dos meses para examinar a los candidatos y escoger al que recibirá nuestro voto en la primera vuelta el 29 de mayo. Es un tiempo más que suficiente para que decidamos si vamos a seguir en las mismas o si nos procuraremos, como los chilenos, un nuevo amanecer.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa

 

Usuario(86901)08 de febrero de 2022 - 05:46 p. m.
De ninguna manera el caso chileno y el colombiano son reflejo mutuo. Comparado con Colombia, Chile es un remanso de paz, los políticos son impolutos, el Congreso es un agota de filósofos y Boric es una blanca paloma. ¡No puede extrapolarse a Colombia la experiencia chilena!
Helga66(40077)08 de febrero de 2022 - 03:17 p. m.
Algo ingenuo el columnista. La lucha por el poder no se esta dando en Colombia con los argumentos en pro o en contra de los asuntos públicos. Es una lucha por defender intereses y comodidades en la administración del poder. Ideas y vocación, poco se ve, al menos en los que encabezan las encuestas para la presidencia. Son ataques personales y veneno lo que se destila. Pero discusión de ideas, pocon
Rodrigo(18580)08 de febrero de 2022 - 01:58 p. m.
Excelente columna
javier(96673)08 de febrero de 2022 - 02:23 a. m.
Claro que sí. Sin más vueltas, Pacto Histórico. Petro Presidente. Luz en medio de las tinieblas.
JuanR(72920)08 de febrero de 2022 - 02:17 a. m.
Los izquierdistas colombianos no lograron tomarse el poder ni con las armas ni con los votos, y siguen usando el trasnochado discurso del cambio, y mediante calumnias y mentiras pretenden quitar de enmedio a los demas candidatos sin importarles sean buenos o malos. Para ellos lo unico bueno es su ojibrotado y delincuente candidato, el que no hizo absolutamente nada cuando fué alcalde de Bogotá!!!
  • Fernando(41490)12 de febrero de 2022 - 03:14 a. m.
    nada nada nada dices
  • JuanR(72920)08 de febrero de 2022 - 02:20 a. m.
    Bájense de la nube comunistoides. A pesar de los millones de dolares provenientes de Rusia y Venezuela, que estan gastando para lavarle el cerebro a la gente a traves de miles de cuentas falsas en redes sociales y usando a "columnistas" de pacotilla, jamas permitiremos que un socialista sea presidente en Colombia. Todos votaremos en contra del candidato izquierdista, no lo duden!!!!!!
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