El escándalo internacional que desató la amenaza de un ataque nuclear israelí a la Franja de Gaza, proferida por un ministro del gabinete de Benjamin Netanyahu, desnudó la hipocresía de quienes se rasgaron las vestiduras ante semejante exabrupto, pero han callado ante las atrocidades que el Ejército de Israel ha venido cometiendo desde hace meses contra la población palestina.
Por Leopoldo Villar Borda
Periodista y corresponsal en Europa