Hubo un tiempo en el que Colombia era reconocida en el mundo como exportadora de café y esmeraldas. Después pasamos a tener fama como exportadores de mariguana y cocaína. Lo que nos faltaba era la triste condición de exportadores de mercenarios. Publicaciones recientes, aquí y en el exterior, dan cuenta de que la nueva “industria” de matones a sueldo sigue desarrollándose a grandes velocidades y uno de los países que más contribuyen a ella es Colombia.
De esto dan cuenta un extenso reportaje publicado por The New York Times a raíz de la vergonzosa “hazaña” protagonizada por militares retirados del Ejército Nacional acusados...

Por Leopoldo Villar Borda
Periodista y corresponsal en Europa
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