
“El deporte ha sido utilizado como arma diplomática”: Leopoldo Villar Borda.
Foto: AFP - ATTILA KISBENEDEK
La política no tiene cabida en el deporte. Desde la restauración de los Juegos Olímpicos en 1896, la visión pacifista y solidaria de su propulsor, el barón francés Pierre de Coubertin, se convirtió en un mandamiento para todos los deportes. El barón pensaba que lo más importante no es ganar sino participar y que el fin del olimpismo es la comprensión y la pacificación entre los pueblos.
Así fue hasta hace pocos días, cuando la indignación universal por el genocidio de palestinos en la franja de Gaza desatado por Israel hizo estallar una bomba política en el estadio Ullevaal de Oslo el 11 de este mes. Ese día se enfrentaron los...

Por Leopoldo Villar Borda
Periodista y corresponsal en Europa
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