La angustiosa situación de Bogotá por la falta de agua y la amenaza adicional de un suministro insuficiente de energía eléctrica ponen en evidencia la incapacidad de las instituciones capitalinas para atender las necesidades de una población que crece a una velocidad superior a todos los cálculos.
Quienes vivimos en Bogotá sabemos que nos espera un racionamiento cada día más severo en el suministro de esos servicios esenciales. La inevitable llegada de las medidas restrictivas es motivo suficiente de preocupación para los capitalinos, pero los árboles del racionamiento no nos deben impedir que veamos el bosque de la crisis de fondo...

Por Leopoldo Villar Borda
Periodista y corresponsal en Europa
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