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La rabina laica

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Leopoldo Villar Borda
08 de diciembre de 2022 - 05:00 a. m.
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Su nombre es Delphine Horvilleur. Nació hace 47 años en el seno de una familia judía en Nancy, la antigua capital del ducado de Lorena y una de las ciudades más bellas de Francia. Se formó en colegios hebreos y estudió Periodismo, Filosofía, hebreo y árabe en instituciones francesas y en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Ha ejercido el periodismo en los diarios Le Monde y Le Figaro y en la revista Elle, dirige la revista de pensamiento judío Tenou’a y ha escrito varios libros, el último de los cuales ha sido un éxito resonante en Francia. Su título: Vivir con nuestros muertos.

Esta mujer, ordenada rabina a los 33 años, es la voz más escuchada del Movimiento Judío Liberal de Francia y la principal promotora del creciente rol de las mujeres en el judaísmo universal. Su vida y su obra, en la que se destaca el libro mencionado, ofrecen muchas lecciones útiles para una sociedad como la nuestra, usualmente ensimismada en sus conflictos domésticos. Además de sus múltiples ocupaciones, Horvilleur está comprometida con las luchas feministas y trabaja por causas que trascienden su labor religiosa, por lo cual ella se ha calificado de “rabina laica”.

Su prédica la ha convertido en una sensación especialmente por una serie de charlas acerca de los textos judíos sagrados y los problemas contemporáneos, transmitidas por Zoom. Estas charlas capturaron la atención de miles de personas de distintas religiones e incluso agnósticos y ateos. Uno de estos últimos, citado en un reciente artículo publicado por The New York Times, la llamó su “rabina favorita”. Varias de las charlas giraron alrededor de la muerte, el tema de su más reciente libro.

La rabina predica en una congregación judía parisiense que reúne a un poco más de 1.000 de los 600.000 judíos que hay en Francia, pero la aparición de la pandemia le abrió la puerta de internet para que sus reflexiones llegaran a muchos miles más, judíos y no judíos, franceses y de otras nacionalidades. Hoy su nombre es conocido en todo el mundo y su libro está en la lista de los más vendidos en Francia y otros países.

El texto es una narración de las experiencias que ella ha tenido con respecto a la muerte en el desempeño de su oficio religioso, principalmente consolando a quienes han perdido a un ser querido y ayudándoles a vivir su duelo. La principal de esas experiencias fue la ceremonia funeraria que celebró por Elsa Cayat, una de las víctimas del atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo, el 7 de enero de 2015, cuando dos hombres enmascarados y armados con fusiles de asalto irrumpieron en las oficinas de la publicación, mataron a 12 personas, hirieron a otras 11 y después fusilaron a un policía en la calle.

El sentido de la narración, que recopila este y otros episodios vividos por la rabina, es transformar la muerte en una lección de vida mediante la evocación de la persona que ha dejado de existir, la interpretación de los textos sagrados y las tradiciones funerarias, y el recuerdo de sus propias experiencias, todo lo cual la lleva a entrelazar a vivos y muertos de un modo que ella resume en estas palabras: “El papel del narrador es quedarse junto a la puerta y asegurarse de que permanece abierta”.

En un país como el nuestro, donde la muerte campea por todos los rincones, las reflexiones de la rabina francesa son especialmente pertinentes. Vivir con nuestros muertos no es otra obra perteneciente a la llamada literatura de duelo, sino un texto escrito con sabiduría y delicadeza que contribuye a generar conciencia sobre la fragilidad de los sueños de grandeza y la inexistencia de paraísos en la tierra. También nos enseña que la rememoración de los muertos que nos son cercanos nos ayuda a vivir mejor. No es una letanía lúgubre sino, como bien dice su presentación, un himno a la vida.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
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