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Las dos caras de América Latina


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Leopoldo Villar Borda
23 de junio de 2024 - 05:05 a. m.
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La polarización que predomina hoy en muchos países del mundo se pudo apreciar gráficamente en dos espectáculos que tuvieron lugar durante los mismos días en dos escenarios latinoamericanos semejantes separados entre sí por más de seis mil ochocientos kilómetros. En ellos se trenzaron en ardua lucha parlamentaria los miembros de las facciones que pugnan por el poder en sus respectivas naciones. En ambos casos el espectáculo ocurrió en un recinto cuya forma y disposición siguen el modelo del Senado romano, al que el periodista y escritor inglés H. V. Morton, célebre por sus libros de viajes, llama “el tatarabuelo de los parlamentos” en su obra Un viajero en Roma.

Uno fue el recinto del senado argentino, donde se discutía la ley del ‘desguace’ del Estado impulsada por el presidente ultraderechista Javier Milei. El otro fue la Cámara de Representantes de Colombia, donde se debatía el proyecto de reforma pensional propuesto por el gobierno de Gustavo Petro.

Las confrontaciones, motivadas por iniciativas diametralmente opuestas, no solo se diferenciaron en el fondo sino también en la forma. El debate argentino se caracterizó por el orden con el que se adelantó la discusión. El de la Cámara colombiana fue todo lo contrario. En el primero hablaron solamente los voceros de las bancadas y en el segundo prácticamente todos los representantes, muchos de los cuales repitieron las mismas cosas. El pulso político argentino enfrentó a dos fuerzas iguales, hasta el punto de que la votación registró un empate que dirimió con su voto la presidenta del Senado. En el Congreso colombiano hubo bancadas que se retiraron del debate, como las del Centro Democrático y Cambio Radical, y una combinación de fuerzas del Pacto Histórico y otros partidos facilitó la aprobación después de superar recursos dilatorios de la oposición como los impedimentos, las recusaciones y los centenares de proposiciones virtualmente imposibles de tramitar en el tiempo disponible.

En Buenos Aires hubo desórdenes protagonizados por manifestantes en las afueras del Capitolio. En Bogotá el desorden ocurrió en el recinto, al cual ingresaron muchos lobistas y ‘espontáneos’ que circularon entre las bancadas durante casi todo el debate. Fueron dos formas de aplicación de la democracia con resultados parecidos.

Para pasar su propuesta legislativa, el gobierno argentino tuvo que hacer varias concesiones, como la de acortar la lista de entidades públicas que serán privatizadas. El gobierno de Petro también cedió en varios de los puntos cuestionados por la oposición. Al final, ambos consiguieron un triunfo relativo.

Los antecedentes indican que la victoria de Milei puede resultar muy pasajera, pues el peronismo demostró que sigue siendo una fuerza política poderosa, capaz de recuperar el gobierno en una próxima elección, como lo ha hecho varias veces en su vida de casi un siglo. En Colombia es imposible saber si la izquierda conseguirá mantenerse en el poder después de 2026.

Los casos de Colombia y Argentina son ilustrativos de las tendencias individualistas que se están imponiendo en la región y que erosionan cada día más el potencial que ella tendría si actuara colectivamente. Ya hemos visto cómo oscila el devenir político de nuestros países, especialmente cuando el mundo vive momentos de transición como el actual, en el que Estados Unidos está perdiendo buena parte de su liderazgo mundial, China emerge como su gran rival y la globalización neoliberal está languideciendo.

Vistos en el contexto de la realidad latinoamericana, los resultados de los debates en los congresos de Buenos Aires y Bogotá se pueden resumir diciendo que los dos extremos del espectro político regional quedaron empatados: un punto para la izquierda y uno para la derecha. Son las dos caras que muestra hoy la América Latina, en donde el gran perdedor político es el centro.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
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Manuel(85839)25 de junio de 2024 - 08:58 p. m.
Los países latinoamericanos al cual más polarizados y sin tener un rumbo con expectativas optimistas. El problema surge de la polarizacio’n sin sentido porque parece que unos se aferran a la tradicio’n de ejercer el poder y otros a hacer la oposicio’n.Como pueden los países salir del atraso con ese comportamiento polarizado.Se necesita unio’n para perseguir objetivos de país, para unir fuerzas en la bu’squeda de objetivos que beneficien a las mayorías y salir de la polarizacio’n que no deja nad
Fernando(01465)24 de junio de 2024 - 04:17 p. m.
Excelente columna como siempre, Don Leopoldo.
Hector(31467)23 de junio de 2024 - 04:55 p. m.
El único Centro en Colombia es el del círculo; el del círculo de amigos del poder tradicional y elitista. O por qué se fueron todos, después de que el tal Fico perico no ganó, a apoyar y a arrodillarsele al corrupto y dos veces condenado Rodolfoneto?.
Atenas(06773)23 de junio de 2024 - 04:45 p. m.
Con sus muy trillados cuenticos, este consumado Villar…ista q’ tanto gusta tacar burro, desgrana lo ocurrido en los debates del Congreso de Argentina vs el de Colombia a propósito de trascendentales medidas y le cuesta trabajo admitir q’ el orden q’ imperó en el seno del órgano legislativo gaucho es la prueba palpable de la correcta línea q’ traza J.Milei; en tanto, lo ocurrido en el nido de corruptos donde manda el sofista, es la fiel copia del caos de este circo. Atenas.
  • Fernando(01465)24 de junio de 2024 - 04:18 p. m.
    Jajaja. Me preocuparía si una columna seria y con argumentos ponderados le gustara a este cavernícola con ínfulas de filósofo griego.
Lismario(26872)23 de junio de 2024 - 02:43 p. m.
El centro no existe, está demostrado que la mayoría del centro es de derecha y la otra es mas de izquierda, se acomodan ahí para ganar adeptos, caso JP, Caterine Juvinao, Caterine Miranda. Y si estoy de algo seguro, es que la derecha no vuelve al poder por unos buenos años.
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