Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Liberales de derecha

Leopoldo Villar Borda

24 de diciembre de 2024 - 12:05 a. m.
"Nunca en su larga historia el Partido Liberal Colombiano había llegado a lucir tan débil y desgastado como en los años del mandato gavirista": Leopoldo Villar Borda.
Foto: Archivo particular

La noticia podría servir para ilustrar un nuevo capítulo de la célebre serie creada por Robert Ripley con el título Aunque usted no lo crea. Según ella, el expresidente César Gaviria está buscando formar una coalición de centroderecha para escoger un candidato presidencial que enfrente al de la izquierda en las elecciones de 2026.

PUBLICIDAD

No es sorprendente este empeño de quien se consagró hace mucho tiempo como uno de los propulsores del neoliberalismo en Colombia. Lo sorprendente es que se siga llamando liberal y que el partido al que está llevando a abandonar sus principios le haya otorgado un nuevo espaldarazo para dirigirlo. Solo la chequera de avales electorales utilizada para comprar la adhesión de los gamonales regionales puede explicar el contubernio al que ha quedado reducido el partido de Benjamín Herrera, Uribe Uribe, López Pumarejo, Jorge Eliécer Gaitán, Alberto y Carlos Lleras y Virgilio Barco en manos de quien se ganó por azar el caudal de votantes acumulado por Luis Carlos Galán en la década de 1980 y ha disfrutado sin vergüenza de su usufructo.

Nunca en su larga historia el Partido Liberal Colombiano había llegado a lucir tan débil y desgastado como en los años del mandato gavirista. Ahora se presenta como una colectividad vergonzante del sector más reaccionario del espectro político nacional en busca de una concertación con las fuerzas de derecha, como si el Partido Liberal no hubiera sido definido por sus grandes líderes desde hace muchos años como una coalición de matices de izquierda.

Tal vez durante los años que pasó en Washington como secretario de la OEA se contagió del vocabulario político estadounidense en el que la palabra liberal tiene una connotación negativa, muy distante de la que siempre ha tenido en Colombia. O tal vez nunca se identificó con el partido que lo llenó de honores, como lo mostró su ambivalente conducta como miembro del gobierno de Virgilio Barco, él sí un liberal de verdad.

Read more!

Esa conducta tuvo su expresión más gráfica en el discurso pronunciado en la noche del 27 de mayo de 1990, cuando el candidato victorioso se dirigió a los colombianos mientras, en un salón de la Casa de Nariño, el presidente Barco y varios de sus colaboradores se disponían a escucharlo. El presidente Barco estaba especialmente eufórico por la victoria liberal, pero a medida que Gaviria avanzaba en su discurso su rostro empezó a mostrar gestos de disgusto. Un silencio incómodo invadió la sala y los acompañantes de Barco intercambiaron miradas de sorpresa. Gaviria pronunció una letanía de reconocimientos que comenzó por agradecer a su propia familia y la de Luis Carlos Galán; siguió con palabras de gratitud para los colaboradores de su campaña, sus jefes de debate, los dirigentes liberales de todo el país, los líderes populares y los servidores de su causa. Nombró a Raimundo y todo el mundo, pero no mencionó al presidente que lo había nombrado ministro ni a los que habían sido sus colegas de gabinete hasta pocos meses antes. Cuando terminó su discurso Barco se levantó bruscamente de su silla y abandonó el salón, molesto por el desaire del recién electo hacia quien lo había llevado primero a la dirección del Partido Liberal y después al Gobierno. Preguntado años después por el motivo de su silencio, Gaviria respondió que en su discurso no quiso dar la impresión de que había sido el candidato del Gobierno o de que su campaña había contado con el favor oficial.

Read more!

Con su más reciente salida, la de ofrecer la unión del liberalismo con los partidos de derecha para enfrentar al petrismo, dejó caer la máscara con la que se mimetizó durante años como vocero del partido que protagonizó media historia de Colombia durante dos siglos, pero ya no es ni la sombra de lo que fue ni podrá volver a serlo mientras esté en sus manos.

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.