La reciente condena Alex Jones, el creador de un canal digital estadounidense dedicado a difundir mentiras, marcó un precedente que merece ser considerado con atención por los tribunales de justicia y la prensa libre del mundo entero.
Más que por la magnitud del castigo, que lo obliga a pagar indemnizaciones por US$965 millones, la decisión de un jurado de Connecticut que encontró a Jones culpable de desinformar en materia grave a sus millones de seguidores fue un paso de mucha trascendencia porque puso freno a una de las tendencias más perturbadoras en la vida pública de Estados Unidos, contagiada a muchos otros países, incluyendo...

Por Leopoldo Villar Borda
Periodista y corresponsal en Europa
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