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Microcosmos saboyano

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Leopoldo Villar Borda
17 de abril de 2023 - 02:05 a. m.
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Posiblemente nadie en Colombia ignora la historia de la cucharita que el carranguero Jorge Velosa inmortalizó con la canción del mismo nombre ni desconoce que esa historia se originó en la vereda Velandia de Saboyá, un pequeño municipio boyacense cercano a Chiquinquirá. Lo que tal vez no saben los demás colombianos es que los 15.000 habitantes de aquel municipio se están viendo privados de muchos de los adelantos de la civilización debido a un lastre que pesa allí como ha pesado por mucho tiempo sobre todo el país: la bendita polarización política, como se ha dado en denominar desde hace algunos años la confrontación de intereses y opiniones que paraliza hasta la más útil y necesaria acción administrativa.

Saboyá es una réplica en miniatura de la infausta y contradictoria realidad colombiana, ondulante entre la guerra y la paz. Allí gobierna el alcalde liberal Jeferson Leonardo Ortiz Sanabria, elegido el 27 de octubre de 2019, fecha de las últimas votaciones regionales realizadas en el país. No cuenta, sin embargo, con el indispensable apoyo del Concejo municipal, lo cual ha frenado obras de beneficio común como el arreglo de las vías de comunicación entre sus 13 veredas y con los municipios vecinos, esenciales para la comercialización de sus productos, que incluyen la papa, el maíz, la leche y diversas frutas y hortalizas. Un simple intercambio de palabras con cualquier saboyano es suficiente para verificar que en la mayoría de los casos las diferencias no tienen sustento en realidades objetivas sino, sencillamente, en las simpatías o antipatías cruzadas que se ventilan en el pequeño mundo político de la población, a semejanza de lo que hace demasiado tiempo ocurre en el ámbito nacional.

Para los saboyanos sería muy fácil hallar motivos para la cooperación y la solidaridad, así como razones de orgullo en la historia y los atributos de su pueblo, que comparte con los demás municipios boyacenses los privilegios de una naturaleza afortunada. Es legendaria la resistencia que el cacique Saboyá presentó a los conquistadores españoles durante más de tres décadas, según los testimonios que quedaron de esos tiempos. La cual no impidió, sin embargo, que los habitantes del poblado, como las demás comunidades originarias del territorio que hoy es Colombia, se vieran sometidos al régimen de la encomienda, experimentaran la evangelización católica y tuvieran que soportar el yugo de la monarquía española durante la Colonia. Después fueron partícipes y testigos privilegiados de la lucha por la Independencia y presenciaron en tres ocasiones la llegada del Libertador Simón Bolívar entre 1821 y 1828.

Durante la etapa colonial Saboyá fue parte de la provincia de Vélez, a la cual dejó de pertenecer en 1832 al ser creada la parroquia y erigido el municipio. A partir de entonces vivió con los demás municipios colombianos los altibajos de la trayectoria republicana, caracterizada durante sus dos primeros siglos por las interminables guerras civiles y las confrontaciones políticas, que desde los albores del siglo actual han estado enmarcadas bajo el rótulo de la polarización. La bella población boyacense, al igual que la mayoría de los pueblos colombianos, no ha podido escapar a ese fenómeno, al que se pueden atribuir muchos de los males sufridos por el país en las últimas décadas.

Las reflexiones que suscita el estado del microcosmos saboyano son aplicables a Colombia como un todo. Mientras las disputas sectarias obstaculizan el empeño del actual Gobierno nacional por adoptar soluciones largamente aplazadas para los grandes problemas del país, las élites que se resisten al cambio y se aferran al pasado son indiferentes a la patria profunda que encierra tantas riquezas naturales, paisajes tan asombrosos y una variedad cultural que envidiarían muchos otros países, sin que nada de esto haya sido suficiente para sacarla del atraso.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
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Oscar(23792)23 de abril de 2023 - 05:16 p. m.
Paradójico, los pueblos de indios no se fundaban, ingenuo desconocer la historia de este microcosmos territorial, signado por las semánticas barbaras de quienes han asumido la conducción de los destinos de nuestra Colombia olvidada y condenada por la indiferencia de quienes localmente han detectado las decisiones y gobernado por más de de docientos años .Gratitud Avaro por recordarnoslo...
alvaro(76376)18 de abril de 2023 - 12:26 a. m.
Gracias por por dedicarle tan importantes líneas a esa bella región boyacense ,despensa alimentaria de Colombia.La maldita politiquería pareciese que nos quiere arrodillar.Saboyanos de ustedes depende acabar seguir eligiendo mal.
Carlos(58915)17 de abril de 2023 - 07:13 p. m.
Tal cual, así está Colombia jodida por los politiqueros
JOSE(mpvhd)17 de abril de 2023 - 04:22 p. m.
Razón de sobra tiene LV. Nos falta educación, no esa de simple cortesía, sino, la capacidad de convivencia para buscar el bien de todos y colaborar con quienes trabajan por esta causa. Y eso se aprende, o no se aprende, en el hogar, el centro educativo, la comunidad parroquial, la empresa... Alguien dice que no importa que el tendero de la esquina sea ateo o liberal o nada, pero sí me interesa que me atienda y no me engañe. Y así en cualquier puesto del país.
Pedro(86870)17 de abril de 2023 - 04:13 p. m.
Comparto su apreciación doctor Villar Borda. Al gobierno actual le quieren cerrar las puertas a sus propuestas de cambio que el país requiere. A las élites no les conviene el cambio y a la gente le meten miedo para generar la mala imagen. Al modelo económico neo-keynesiano y neo-estructuralista lo tiene bloqueado estás élites pero desde hace mucho rato. Basta recordar a Joseph Stiglitz para darse cuenta que este gobierno está en el mejor camino
  • Francisco(30227)17 de abril de 2023 - 05:55 p. m.
    Claro que sí, pedro y las vacas vuelan.
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