Después de la explosión social, la agitación de la campaña presidencial y la ilusión de un nuevo despertar nacional tras la victoria de Gustavo Petro, Colombia está descendiendo con rapidez por la pendiente de la montaña rusa emocional de la que no sale desde hace mucho tiempo.
Además de la polarización, la violencia, la corrupción y las pugnas que han hecho añicos el sistema político, el país sufre un malestar general que pide a gritos una solución de fondo. La sensación prevaleciente es que estamos en un callejón sin salida. Pero, así como en la vida de las personas no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, hasta el...

Por Leopoldo Villar Borda
Periodista y corresponsal en Europa
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