Publicidad

Washington bajo Trump

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Leopoldo Villar Borda
28 de agosto de 2025 - 05:05 a. m.
“El atropello contra Washington confirma que la sed de poder de Trump no tiene límites”: Leopoldo Villar Borda
“El atropello contra Washington confirma que la sed de poder de Trump no tiene límites”: Leopoldo Villar Borda
Foto: EFE - WILL OLIVER
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Londres nunca fue ocupada por el ejército, ni siquiera en los peores momentos de la Segunda Guerra Mundial. París fue tomada por los soldados de Hitler, pero el ejército francés no invadió sus bulevares ni siquiera cuando el presidente era el general De Gaulle. Esta triste suerte le ha correspondido a Washington, la capital de Estados Unidos, militarizada por orden de Donald Trump.

La belleza del centro histórico de la que hoy es la capital del mundo no tiene paralelo en el planeta. El diseño realizado en 1791 por Pierre L’Enfant, a pedido de George Washington, el primer presidente de la joven república, refleja la visión que el mandatario tenía de una ciudad que sería el centro del gobierno, de la cultura, las finanzas y el comercio. Además, una ciudad que podría albergar a la población de Londres, la mayor del mundo entonces.

El resultado del plan maestro de L’Enfant fue el conjunto arquitectónico monumental enmarcado por parques y lagos que los visitantes pueden admirar hoy en los grandes espacios donde sobresalen el Capitolio, la Casa Blanca y los monumentos a Washington, Jefferson y Lincoln, alineados de modo que, desde cualquiera de ellos, se pueden ver los demás en línea recta sin nada que obstaculice la visión. Fuera de su perímetro se formaron varios núcleos urbanos que albergan a los miles de funcionarios, diplomáticos y ciudadanos del común que integran su itinerante población.

Construida en un terreno cedido por los estados de Maryland y Virginia, la ciudad se erigió como una entidad federal, y por esto quedó a salvo del control de cualquier estado. Tiene sus propias normas e instituciones, consolidadas al constituirse el Distrito Capital. Este carácter único tuvo consecuencias en materia de representación, pues Washington no cuenta con voz y voto en el Congreso de Estados Unidos. La ausencia de representación es compensada para sus habitantes por el privilegio de vivir en la ciudad con más poder de la Unión Americana, un poder que no solo se manifiesta en la magnificencia de sus monumentos, mansiones y edificios, sino en la realización de eventos decisivos en hoteles como el Mayflower y el Willard, o en alguna de las mansiones del barrio Georgetown. Sobre el Willard, se dice que allí se originó el término de lobby o cabildeo porque el presidente Ulises Grant se citaba en su lobby con quienes quería conversar.

Con la aparición de Donald Trump, la ciudad cambió radicalmente. Los edificios más importantes, comenzando por la Casa Blanca y el Capitolio, fueron rodeados por muros metálicos para protegerlos de ataques como el protagonizado por los seguidores de Trump contra el Capitolio en 2021. Varias avenidas han sido cerradas y se han impuesto restricciones al tránsito de vehículos y personas. Ya no se puede experimentar con la misma libertad el placer de pasear por la avenida Pensilvania, sobre la cual se encuentra la Casa Blanca, sin ser interrumpido por un guardia para una requisa.

Trump justificó su decisión de militarizar la ciudad diciendo que Washington está infestada de crimen y que sus habitantes no pueden salir a la calle sin el riesgo de ser víctimas de algún delito. Las autoridades locales niegan la afirmación y una simple observación permite advertir que Trump miente, lo que ya no sorprende a nadie.

Para quien conozca a Washington, viva en ella o la haya visitado, salta a la vista la arbitrariedad del actual ocupante de la Casa Blanca. No es la primera, pues antes se tomó el Kennedy Center, principal escenario artístico de la ciudad, en cuya directiva nombró a varios de sus compinches.

Tras las agresiones contra países y gobernantes de todo el mundo, el atropello contra Washington confirma que la sed de poder de Trump no tiene límites. No sabemos hasta dónde llevará sus arbitrariedades. En lo que respecta a Washington, ojalá cuando concluya su mandato no quede en ella ninguna huella de la pesadilla que desató con su llegada.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
Conoce más

 

Nicolas Lloreda(31394)29 de agosto de 2025 - 01:54 a. m.
Por fin una buena columna!
Amadeo Rodríguez Castilla(14786)28 de agosto de 2025 - 11:01 p. m.
Pero hoy la propia alcaldesa de Washington, que en principio se oponía, ha dado cuenta del éxito de tal intervención con una substancial reducción de los delitos que habitualmente se cometen en dicha ciudad
Astrid Vallejo(60305)28 de agosto de 2025 - 10:24 p. m.
Excelente columna.
HECTOR FERNANDO CASTRO ALARCON(32901)28 de agosto de 2025 - 09:57 p. m.
Profesor Villar Borda, gracias por este maravilloso escrito. Ese especimen maléfico, el truhan de trump, que miente y miente, y sus idolatras, confirmando su idiotez, le dan la razón, entre ellos está el habitual insultador, qye nos recuerda que es el único colombiano que conoce USA, y sólo el puede gablar de USA. Tarupido.
Carlina Moreira(32547)28 de agosto de 2025 - 07:30 p. m.
¿Es que no se han dado cuenta de que Atenas tiene un trabajo que consiste precisamente en ser Atenas? Su misión es simple: alborotar el avispero en la sección de comentarios para no dejar caer las suscripciones. Por lo demás, es un personajillo triste: un pedorretas kafkiano al que no le paga el sol hace años.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.