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El canal decapita

Lisandro Duque Naranjo
07 de marzo de 2016 - 02:00 a. m.

La Fundación para la libertad de prensa (Flip) está investigando a la Alcaldía, y por extensión a la gerencia de Canal Capital, por las “sospechosas” decisiones de bloquear contenidos audiovisuales producidos por ese canal en el 2015 y que hasta el 31 de diciembre pasado estuvieron disponibles para la audiencia a través de Youtube.

Según la Flip y los propios afectados, se abolieron de esa plataforma los archivos con intervenciones cruciales del alcalde anterior, Gustavo Petro, material videográfico de Hollman Morris y cuatro programas periodísticos del exreportero de Noticias Capital Pablo Bastidas. Con el ánimo de que se amplíe esa investigación, le pido a la Flip que busque también en Youtube la entrevista que le hice al comandante de las Farc Timoleón Jiménez, Timochenko, en octubre de 2015. De igual manera, que intente a ver si puede dar aunque sea con un capítulo de los ocho que dirigí para la serie “Un mundo de Gabo”, estrenada en noviembre. Ni va a encontrarlos y además no son los únicos eliminados. La mayoría de ellos, durante el breve tiempo que alcanzaron a estar, contaron con miles, lo que se dice miles, de espectadores de todo el mundo que los cliquearon a satisfacción. La televisión más humana, a riesgo de parecer providencial, procuró no hacer nada desechable. Allí no se hablaba de televidentes, sino de ciudadanos.

El gerente de Canal Capital, o “alguien en la Alcaldía”, han sido muy confusos en las explicaciones que han dado sobre esas decapitaciones quirúrgicas. Según ellos, algunas se hicieron “por razones técnicas”. Otras, por problemas “de derechos de autor”. Y la mayoría, a que “como no sabían qué otros audiovisuales de la pasada administración violaban derechos de autor, prefirieron ocultarlos todos para evitar demandas”. ¿Al fin qué? Curioso que de esos pretextos tan forzados se hayan salvado algunos programas que, tal parece, no les parecieron “tan políticos”. Todo, sin embargo, tiene su lado divertido: el gerente del canal al final concluye: “Pero esa información pública no se ha perdido y reposa en los archivos del Canal Capital y de la Alcaldía, por si algún ciudadano la requiere”. O sea que el que quiera ver la serie de Gabo, o consultar un discurso de Petro, puede perfectamente ir a la 26 con 63, o al Palacio Liévano, y llevar su disco duro, o su USB, para que le transcriban lo que solicite, como si se tratara de expedientes empolvados en un tribunal.

El gerente Montenegro habla de “problemas” en derechos de autor, como si Timochenko fuera a demandar a Canal Capital por usufructo inconsulto de su imagen. O como si la disponibilidad pública de un discurso de Petro ofreciera el riesgo de que éste fuera a devengar por su autoría. En cuanto a la serie de Gabo, le informo al antiguo ejecutivo de RCN TV que todos los derechos internacionales por concepto de uso de entrevistas fueron pagados a muy alto precio y con recursos de la Autoridad Nacional de Televisión. También es bueno que sepa que esa serie no se puede vender a canales privados —lo digo por si acaso—, ni para obtener lucro de orden publicitario. Le sugiero que lea los contratos. Ese es un bien público que no se les puede vetar a los espectadores. Y en cuanto a la factura técnica de esas realizaciones, que también pretende demeritar, los miles que las han visto por dentro y fuera del país saben que es óptima. No hable mal del Canal, que es pura gente que trabaja con usted.

Decir que eso es censura, es una obviedad. Como lo es que estamos ante un atentado bárbaro contra el patrimonio vivo y la memoria audiovisual de la ciudad y del país. Los bogotanos verán.

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