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Lo divino y lo humano

El señor Watanabe

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Lisandro Duque Naranjo
03 de enero de 2022 - 05:30 a. m.
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Cuando fui director de la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV), en Cuba, me llamaron de la Embajada del Japón a anunciarme la inminente visita de un personaje ilustre: el señor Watanabe. Según el funcionario diplomático, Watanabe era un destacado profesional del cine, muy amigo de Kurosawa y del dueño de la Sony, empresa a cuyo directorio pertenecía. También me dijeron que el visitante era un poco excéntrico y les había expresado su interés de alojarse en la propia sede de la EICTV, para convivir con la cotidianidad de la misma y conocer las costumbres de los trabajadores, los estudiantes y el profesorado. Como la Sony había hecho donativos importantes a la escuela —y podía hacer otros más—, había que ser recíprocos con uno de sus enviados y prepararle al señor Watanabe una estadía decorosa. Para el transporte, la embajada había dispuesto un vehículo diplomático permanente por si el personaje quería conocer lugares distintos a La Habana.

Cuando faltaba una semana para la llegada del señor Watanabe, pedí la ayuda de un profesor japonés de la escuela —Ayumo era su apellido— y la de dos alumnas japonesas del curso regular, becadas justamente por la Sony, para que ayudaran a conseguir en mercados habaneros insumos para preparar sushis y makis, amén de lo que a juicio de ellos sorprendiera con bocados de su tierra al distinguido huésped. Se proveyeron de té verde y quién sabe dónde se consiguieron una botella de sake. También, un paquete de palitos. Además, me instruyeron en expresiones corporales de saludo, despedida y algunas palabras tipo arigato, etc. Se le organizó una suite adecuada, yo mismo reestudié la filmografía de Kurosawa y aprendí alguno que otro dato histórico sobre la Sony, todo un hallazgo en la era pre-Google. Y la apoteosis: la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) distribuyó invitaciones entre la intelectualidad cubana, los expertos en Kurosawa y los eruditos en literatura oriental, para una recepción suntuosa en su sede.

Envié una delegación al aeropuerto, acompañada por el profesor Ayumo, a darle la bienvenida al visitante, y yo lo esperé muy ceremonioso en la entrada principal, junto al comité académico y las dos alumnas japonesas. Y llegó el hombre, un cuarentón, nada septuagenario como me lo imaginaba por ser amigo de Kurosawa. Lo primero que me dijo fue que le sorprendían la bienvenida y el automóvil tan lujoso, tratándose de un humilde alumno que se había inscrito para un taller de montaje. En broma, le dije que siempre les dábamos el mismo trato a todos los talleristas. Luego le pregunté por Kurosawa y me respondió que le había hecho una entrevista hacía 20 años, y que no había vuelto a verlo. Solo me faltaba preguntarle por el señor Morita, dueño de la Sony, y lo hice —sintiéndome ridículo—, a lo que me respondió que ese era un dios en Japón y que él, como modesto montajista de esa empresa, si mucho lo había visto una vez y de lejos. Ayumo, las dos alumnas y yo nos dimos cuenta de que el señor Watanabe era un japonés del común, lo que nos causó alivio. El rango que le atribuíamos, y que a él lo incomodaba, era un malentendido. Decidimos guardar el secreto y mantenerle los privilegios previstos. La embajada japonesa colaboró también con el equívoco manteniéndole el chofer, el vehículo BMW y enviando altos funcionarios a la recepción de la FNCL. Algunos intelectuales cubanos que conversaron con él dijeron que les había parecido un tipo muy sencillo.

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Manuel(66071)04 de enero de 2022 - 01:37 p. m.
De los japoneses y sus gestos de saludo y ceremoniales desconfío mucho: La invasión a la China, las violaciones negadas, los experimentos de guerra baccteriológica, el asesinato de 300 000 mil habitantes de Nanking, la negacioón de sus asesinatos, Las competencias de los oficiales japoneses para volarle la cabeza a sus prisioneros de un solo golpe con sus espadas filosas, los trabajos forzados a
  • Manuel(66071)04 de enero de 2022 - 01:44 p. m.
    a que sometieron a sus prisioneros de Indochina, las hambrunas, enfermedades no atendidas, jaulas de castigo semisumergidas, las casas de consuelo para violar las mujeres de los prisioneros, el entierro de prisioneros parados y con la cabeza afuera y pasarle caballos a velocidad cortándoles la cabeza, tirar niños al aire y recibirlos con bayoneta calada, y hacerse fotografíar luego, etc, etc...
Jose(05005)04 de enero de 2022 - 12:39 p. m.
Y ? . Cuál es el mensaje de la columna ? Un malentendido ? Manifestar que fue director del instituto en la Habana ?
Andres(11973)03 de enero de 2022 - 10:44 p. m.
Que cuento tan simplón y que mala conclusión.
  • Luz(86473)04 de enero de 2022 - 09:39 a. m.
    A mi me encantó: todo empezó con una llamada a La Habana, desde la Embajada japonesa, anunciando la visita de un personaje ilustre.. A mi también me habrían engañado...
PEDRO(90741)03 de enero de 2022 - 10:12 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 216 días para que termine este mafioso gobierno. Escoja críticamente entre los mejores candidatos con comprobada experiencia y honestidad en trabajo público.
María(60274)03 de enero de 2022 - 07:38 p. m.
Y si hubiera sido con un cargo importante, también hubiera sido sencillo, para los japoneses la modestia es muy importante, para ellos decir que hacen algo bien, es porque lo dominan, en cambio en Occidente por ejemplo con saber 5 palabritas de un idioma, la gente dice que habla ese idioma y por eso la gente subestima a los asiáticos como hace EEUU con China.
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