Está muy mal que les permitan a las disidencias de Iván Mordisco utilizar el nombre de las FARC-EP en las actuales conversaciones de paz con el Gobierno. Eso es incorrecto e implica muchas consecuencias, salvo que en el caso que nos ocupa le antepongan la palabra “disidencias”. La primera consecuencia es que se produce en la opinión la falsa imagen de que nunca hubo acuerdo de paz o de que quienes lo firmaron volvieron a las andadas. Estamos asistiendo, pues, a un déjà vu pernicioso. Siendo frívolo, diría que es algo así como un Yo me llamo en el que Iván Mordisco participa como imitador de Manuel Marulanda, y, la verdad, le queda grande el modelo. Además, ya es suficiente con la amnesia ancestral que padecemos, para sustituir una marca y un proceso: las verdaderas FARC-EP, que ya cumplieron en sus compromisos de desmovilizarse, entregar las armas, firmar un pacto, comparecer ante la JEP, cambiar su nombre por el de Partido Comunes y actuar desde la legalidad en el Congreso de la República. Y resulta que ahora parece que apenas están en negociaciones con el Gobierno. Se hubieran puesto más bien el nombre de M-19, para ver qué cara pondría el presidente.
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Lo divino y lo humano
FARC-EP: ¿un “déjà vu”?
11 de diciembre de 2023 - 02:05 a. m.