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Candidatura un tanto inconcebible

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Lorenzo Madrigal
14 de diciembre de 2009 - 02:03 a. m.
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POCOS CREEN EN LAS POSIBILIDADES de Rafael Pardo para acceder a la Presidencia de la República, pese a esa gran definición que se ha hecho de él como “un hombre decente”.

Siempre se dijo que era un personaje nombrable, no tanto elegible, por las dificultades que esto último tiene como la de estar dotado el aspirante de un gran poder de comunicación (y no es el caso Pardo), además de la dificultad que entorpece las democracias de hoy: el aleatorio puntaje en sondeos.

Así y todo, Rafael Pardo es hoy jefe único del liberalismo y ello, a pesar de hallarse venido a menos el “glorioso partido”, suena de enorme significación. Pardo, el malencarado involuntario, el hombre que se ha llenado de arrugas de juventud, el del eterno spleen; Pardo, el melancólico, es hoy significativamente, el más connotado jefe político. Veo esto más importante que su misma candidatura a la Presidencia.

Como en ocasiones las cosas ocurren de manera inesperada, las incertidumbres actuales pueden propinarles un vuelco a los acontecimientos y es importante hallarse disponible y en el lugar adecuado. A la hora de romperse la piñata, hay que estar debajo de la vasija de barro.

La reelección de Uribe, que es la opción más probable, puede verse embolatada de repente en las instancias que faltan, todas definitorias (Corte Constitucional, plazos precluidos, Ley de Garantías, votación exigida). O, lo que sería peor, que se llegara con argumentos acomodados a imponerse la permanencia en el poder, con claros visos de ilegitimidad.

Tanto atropello junto podría conmover el alma nacional, aunque no es seguro. El voto-castigo por el favorecimiento agrario a los poderosos puede afectar la imagen del candidato oficial, como otros factores sociales o la crisis económica, en fin, los tropiezos propios de un largo Gobierno que abrirían un abanico de candidaturas, entre las cuales estaría la de Pardo, como la más seria, la menos continuista y, sobre todo, la más democrática. En el sentido de democracia liberal, porque ahora se dicen demócratas Chávez, Fidel y Ahmadinejad.

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Lamentable error de asesores haber enredado al candidato con un tema que no era de campaña electoral: la tal píldora del día después, sobre la cual no hay claridad, ni siquiera científica.

Y, por cierto, no es éste un tema solamente moral, ni exclusivamente médico. Es también jurídico, pues si bien la existencia en el Derecho Civil empieza al separarse la criatura de la madre, mientras se halla en el vientre materno ya es titular de derechos que le están suspendidos. El enigma es el de establecer cuándo comienza la vida y, por tanto, la expectativa.

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