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Comenzó el desvío

Lorenzo Madrigal
22 de agosto de 2022 - 05:30 a. m.

Con el final de la luna de miel, cuando se empezó a creer que aquí no había pasado nada, que seguirían los mismos (Cecilia López en Agricultura, Alfonso Prada en el ministerio de la política), asoman las orejas del lobo. Colombia alineada con Nicaragua comunista, opresora de las libertades públicas y religiosas.

El único realmente de izquierda designado por Petro, paradójicamente, ha sido el (ex) conservador Álvaro Leyva, hijo del siempre independiente, pese a laureanista, Jorge Leyva y hermano de las dulces y meritorias niñas pianistas Leyva Durán, de cuya suerte artística no volví a saber. Álvaro Leyva, recién llegado al despacho de Relaciones, carga ya con la enorme responsabilidad de haber abandonado la presencia de Colombia en la OEA, cuando se jugaba el respaldo a la Carta Democrática ante los desafueros del dictador nicaragüense. ¿Dónde estaba Leyva? En lo suyo, manejando las despiadadas guerrillas, misión que terminará llevándolas al Congreso, donde hasta autoproclamados asesinos de Álvaro Gómez ocupan curul.

Mucho se dijo que votar por Petro era votar por una alianza, entre otros, con Ortega, quien nos despojó de los mares y es ahora opresor de la Iglesia católica en sus pastores locales. Seguirán de aguante los recién nombrados ministros a ver qué más les llueve en este régimen de democracia socialista, que empieza a desenvolver sus alas tortuosas. El bolsillo empezará a dolerles a algunos (los de más de $10 millones, que no son sólo 4.000 ricos), la religión a otros, la vergüenza a los más, que comienzan a observar las falencias, aun físicas, del ganador democrático, de cuya salud poco se sabía, al punto de dejar plantada a la soberbia cúpula en parada militar por un cambio de guardia del más alto nivel.

Comenzó el desvío
Foto: Lorenzo Madrigal

El propio y nuevo jefe de Estado también empieza a padecer los apremios del protocolo, de las largas esperas, los discursos de los demás, la mutación de climas. No deja de causar sorpresa ver en el Palacio Real de España el retrete de la reina y la historia de haber sido portado en guando con la impedimenta restante, durante los desplazamientos. Lo real no quita lo humano.

No me desvíe lo folclórico de lo sustancial; el tema es la proximidad a Ortega, posiblemente en procura de relaciones o por identidad política, la que disimuladamente nos llevará a compartir mares con el vecino centroamericano, que ya nos dejó aislado el archipiélago; así como también empezaremos a servirnos del gas de Venezuela, en amigables relaciones con la dictadura. Todo esto es lo que se ve venir, porque lo que hizo Colombia con indiferencia y por no ayudarse los unos a los otros ha sido finalmente adherir a un resultado que es la primavera de la izquierda, con verdades nuevas, nuncios postrados y conservadores del tipo Leyva para controlar el volcán, como insinuaba Alejandro.

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