Publicidad

El Gran Partido

Lorenzo Madrigal
25 de octubre de 2021 - 04:59 a. m.

Entre las viejas costumbres políticas destaca el grito aquel de “viva el Gran Partido Liberal”. Grito que a la hora de algunos tragos lo proferían inclusive los adversarios de esa colectividad, porque la exclamación valía por sí misma, sin ahondar en su significado. Era el grito por el grito, por el ansia de proferirlo. Época era de vigencia de los dos grandes partidos y de grandes odios también, que al menos con estos rótulos fueron amainando. Hoy liberales y conservadores se agrupan y se defienden bajo diversos y confusos nombres. Pero ellos están ahí.

No se sabe bien dónde encontrar ahora al Partido Liberal, o sí se sabe, pero es que está repartido. Desde que se consagró aquello de que en él caben todas las discrepancias, hay tantos partidos como opiniones divergentes, Cambio Radical, la U, la W (ah, no, eso es radio), la Alianza de no sé qué.

El Gran Partido
Foto: Héctor Osuna

Una tarde, en algún supermercado, mientras consumía un perro caliente o mejor, me lo aplicaba en el rostro, se me acercó un senador muy renombrado y me dijo: “usted es el…”, bueno, se refirió a mi oficio reconocido. Yo le contesté: “Y usted es de la Alianza Radical”, a lo cual él me contó que ya no, que lo acababan de echar. Confundo seguramente los nombres.

Se trataba de Roy y no era de esa Alianza, sino de Cambio Verde, el sector de Mockus, un político, muy naturista él, como lo ha demostrado. Para mí que el Partido Liberal está ahí, en medio de todos esos nombres, que confundo y que han surgido en los últimos años.

César Gaviria, expresidente del partido, es hoy su jefe máximo, como se decía antes, cuando López Pumarejo, Gaitán Ayala o, en las filas contrarias, Gómez Castro, a quien es mejor no llamar Laureano, pues han destruido su imagen histórica por haber sido simplemente un jefe del otro lado.

Decía que César Gaviria representa nítidamente lo que queda de la colectividad liberal y, a decir verdad, que de la conservadora tampoco queda mucho entre los jefes vivos, en un país que, se asegura, es bastante conservador. En tamaña confusión, hoy se le niega la identidad liberal al expresidente Álvaro Uribe, como tampoco se reconoce como conservador al orientador de la JEP, Álvaro Leyva, quien sacó de enredos a Santos con la ayuda de un abogado comunista, para mayor confusión.

Cuando sale un académico despistado a batirse en justas presidenciales y se le piden los generales de ley políticos y debe decir que es liberal, ocurre que el jefe máximo lo invita a enarbolar el trapo rojo, lo que es tema limitante para una campaña que se quiere pluralista.

Un mediodía, hace tiempo y en la sede de algún diario, el muy ponderado Alejandro Gaviria me preguntó cómo veía al candidato Antanas. Le dije que me parecía un juglar y se quedó pensando. Ni él ni acaso yo mismo supimos qué quise decir.

Temas recomendados:

Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar