Llegan posiblemente muy tarde mis comentarios sobre lo que pasó el 7 de agosto. Es el resultado de los horarios de entrega de las colaboraciones, que amablemente me son publicadas. Pero siento que aún revolotean en un jardín de flores las mariposas (acertado símbolo de Carlos Duque) de esta “primavera” de la izquierda política a la que el país entero se ha volcado, muchos con oportunismo visible. Por lo visto y leído, el único que no se ha sumado al folclore ha sido el que fuera tenido por “tibio” y es, al parecer y al día de hoy, de los pocos duros que quedan, don Sergio Fajardo.
Miré con asombro y espanto la multitud que colmó...
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